Josep Ignasi Saranyana
Profesor emérito de la Universidad de Navarra, académico correspondiente de la Real Academia de Historia, miembro «in carica» ​​del Pontificio Comité de Ciencias Históricas del Vaticano y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914

Artículo publicado en la «Revista d’Humanitats» de la Universidad Internacional de Cataluña

Josep Ignasi Saranyana, profesor emérito de la Universidad de Navarra, miembro «in carica» ​​del Pontificio Comité de Ciencias Históricas y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «Sobre la metafísica de la relació», publicado en el número 3 -correspondiente al año 2019- de la «Revista d’Humanitats» que edita la Universidad Internacional de Cataluña. La reflexión tiene su origen en la conferencia pronunciada por el autor en el Ateneo Barcelonés el 22 de enero de 2019 a raíz de su presentación de las Actas del VII Congreso Internacional Iberoamericano de la Sociedad Española e Iberoamericana de Filosofía Medieval, celebrado en Barcelona tres años antes con el título «De relatione».

El académico inicia su reflexión partiendo de una de las conclusiones del congreso que destacaron sus dos principales impulsores, Alexandre Fidora y Maria Cabré: «La historia de la filosofía ha tenido, en general, poco en cuenta el concepto de relación, que muchos han considerado una categoría secundaria». En este sentido, Saranyana reseña las principales historias de la filosofía, publicadas desde inicios del siglo XIX, para poder establecer la verosimilitud de esta afirmación. De la misma manera, estudia el puente que los pensadores medievales construyeron entre Aristóteles y los siglos XIII y XIV para llegar a alguna conclusión sobre la condición categorial de la relación.

Josep Ignasi Saranyana al debat "Las nociones del infinito"

Dr. Josep Ignasi Saranyana

Saranyana considera que, desde el pensamiento de la Antigüedad clásica, el protagonismo de la ‘relatio’ se acrecentó cuando, desde el cristianismo, la corriente tomística estudió la divina trinidad haciendo uso de esta herramienta metafísica clásica, que desde entonces ha venido impregnando el pensamiento occidental. En este punto, el académico enlaza con las conclusiones de los estudios presentados en el congreso de Sociedad Española e Iberoamericana de Filosofía Medieval, cuya publicación presentó.

El primero era de la profesora María Jesús Soto-Bruna, de la Universidad de Navarra, sobre dos autores medievales de la preescolástica: Juan Escoto Erígena, un irlandés que trabajó una larga temporada en la corte de Carlos el Calvo, rey de Francia y nieto de Carlomagno, del que no se sabe gran cosa; y Juan Domingo Gundisalvus, arcediano de Segovia, que vivió un siglo más tarde. El segundo, de John Marenbon, de la Universidad de Cambridge, quien presentó una ponencia sobre los sentidos de la relación en el mundo medieval.

Por otra parte, el profesor Ruedi Imbach, de la Universidad de París IV, presentó un trabajo en el que estudiaba la corriente de la contextualización, según la cual no hay forma de comprender bien y a fondo ningún autor fuera de su contexto geográfico y temporal, en tanto que Alexandre Fidora, de la Universidad Autónoma de Barcelona, se adentraba en la filosofía luliana para contraponer las relaciones de la razón con la fe. «Existe ahora mismo una discusión de gran envergadura en el mundo teológico al respecto, provocada por el descrédito sufrido por la razón en la posmodernidad. La teología defiende (por lo menos algunos teólogos, y yo entre ellos) que la filosofía (es decir, la razón) es un momento inmanente a la teología, por lo que la teología es la racionalidad de la fe», concluye Saranyana.

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