Francisco López Muñoz
Profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación y Ciencia y director de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Camilo José Cela. Académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Artículo publicado en la edición española del portal académico «The Conversation» el 13 de noviembre de 2020
Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología de la Universidad Camilo José Cela y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), publicó el pasado 13 de noviembre en la edición española del portal académico «The Conversation», con motivo de la celebración del Día Mundial sin Alcohol, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el artículo «¿Cuándo se considera que un alcohólico está recuperado?», en el que trata de dar respuesta a esta pregunta recurrente junto al catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid Gabriel Rubio.
Para los dos estudiosos, profundos conocedores de las adicciones, no es el tiempo de abstinencia lo que determina la recuperación, establecido por norma general en los dos años, sino elementos que transcienden el criterio puramente objetivo como la sobriedad, el bienestar en la salud personal (física y psicológica) y la implicación del que ya debería considerarse exalcohólico con la ciudadanía, desde su entorno inmediato a todos sus ámbitos sociales, directos o indirectos.
«En el caso de los pacientes con adicción grave por alcohol, diferentes autores han llevado a cabo propuestas, que integran el concepto de recuperación, en las que distinguen una fase de tratamiento agudo (desintoxicación), otra subaguda (deshabituación) y una basada en la continuidad de cuidados (que podría prolongarse hasta los cinco años de recuperación). Los diferentes modelos sanitarios no acaban de integrar la continuidad de cuidados en su cartera de servicios, dejándolo en manos de las asociaciones de mutua ayuda o en el interés individual de algunos profesionales de la atención primaria o de la salud mental», explican los autores.
Sobre la conveniencia de este seguimiento de los alcohólicos por servicios de salud mental especializados en las adicciones, López Muñoz y Rubio señalan que a día de hoy las sociedades científicas del entorno psiquiátrico no han reivindicado el tratamiento integrado (biopsicosocial) de las personas con dependencia alcohólica grave en los equipos de salud mental. «El hecho de que un número importante de los pacientes con dependencia grave del alcohol padezca además otros trastornos psiquiátricos sirve de excusa para que estos pacientes no reciban la adecuada atención, ni en los centros dedicados exclusivamente a las toxicomanías ni en los centros de salud mental». Y señalan como ejemplo que muchas redes de atención a pacientes con toxicomanías creadas en la época de la particular epidemia de adicción a la heroína que sufrió España (en los años 80 y 90 del siglo pasado), no se incorporaron con decisión al tratamiento de estas personas.