Francesc Torralba

Dr. Francesc Torralba

Francesc Torralba, director de la Cátedra Ethos de Ética Aplicada de la Universidad Ramon Llull y de la Cátedra de Pensamiento Cristiano del Obispado de Urgell, miembro del Dicasterio de Cultura y Educación de la Santa Sede y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), ha publicado «Un mundo sin pausa» (KHAF), un ensayo en el que analiza el impacto del tiempo en la sociedad tecnocapitalista. «El tiempo marca nuestras vidas, pero, ¿cómo lo experimentamos en un mundo acelerado? Este ensayo filosófico no busca definir su naturaleza, sino analizar cómo el sistema tecnocapitalista impone un ritmo vertiginoso que obliga a vivir sin pausa. La exigencia de productividad sin límites lleva al individuo a un estado de agotamiento y desorientación, generando una sensación de desquicio y pérdida de control sobre su propia existencia», se señala en la presentación de la obra.

«Meditar sobre la naturaleza del tiempo trasciende, con mucho, los límites de este ensayo. La pregunta por la esencia del tiempo, cuestión de orden metafísico donde las haya, no forma parte de nuestros propósitos. Nos parece honesto y sensato delimitar las fronteras de este ensayo desde el principio, sobre todo para evitar despertar falsas expectativas en el lector y también para neutralizar determinadas pretensiones que pudieran atribuirse a este texto. La perspectiva desde la que abordamos la cuestión del tiempo en estas páginas que siguen tiene un sesgo existencial y un fin mucho más modesto que diseccionar la esencia del tiempo. Como expresa san Agustín (354-430) en las ‘Confesiones’, no sabemos definir lo que es el tiempo, pero lo percibimos, lo experimentamos y sentimos que se nos escurre entre los dedos y que no podemos detenerlo. ‘¿Qué es, pues, el tiempo? -se pregunta el genio de Occidente-. Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si trato de explicárselo a quien me pregunta, no lo sé’. El tiempo fluye, incluso, a pesar nuestro», inicia el pensador su reflexión.

Para el académico, el objetivo de este ensayo no pasa por conceptualizar el tiempo, describir su naturaleza o definir su esencia, sino explorar cómo se desarrolla la vivencia del tiempo en el presente y atisbar las consecuencias que tiene para el inquilino en el denominado tecnocapitalismo. «Este sistema acelera el ritmo de vida, impone una velocidad en los procesos ordinarios que obliga al inquilino del sistema a vivir al galope, sin sosiego, le exige multiplicarse en tareas y actividades de todo tipo sin poder dar respuesta a todo lo que le exige la vida. El desquicio es el resultado final de esta aceleración del tiempo. El tiempo es un don. No es un mérito, ni el resultado de una conquista, tampoco el premio a un esfuerzo», explica.

Docente y divulgador del humanismo cristiano en importantes medios de comunicación catalanes como Catalunya Ràdio y los diarios «La Vanguardia» y «El Punt Avui», el académico es autor de libros destacados como «El sentit de la vida» (2008), «No passeu de llarg» (2010), «El valor de tenir valors» (2012), «Un mar d’emocions» (2013), «Córrer per pensar i sentir» (2015), «Saber dir no» (2016) o «Món volàtil» (2018).

Ya durante la pandemia, Torralba publicó los libros «Humildad», «Paraules de consol. En la mort d’un ésser estimat», «Formar personas. La teología de la educación de Edith Stein»«Vivir en lo esencial. Ideas y preguntas después de la pandemia», «L’ètica algorítmica», que fue galardonada con el Premio Bones Lletres de Ensayo Humanístico que otorgan la Real Academia de Buenas Letras y la editorial Edicions62; «La façana de la Glòria de la Sagrada Família. Fonts espirituals i teològiques de l’escatologia d’Antoni Gaudí», fruto de su cuarta tesis doctoral, que leyó hace un año; «Cuando todo se desmorona. Meditar con Kierkegaard» (2023), y «Benaurances per a agnòstics» (2024). Fue reconocido con el Premio Ratzinger 2023, otorgado por la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. En su anterior obra, «No hi ha paraules. Com assumir la mort d’un fill», el académico aborda la trágica muerte de su hijo Oriol, de 26 años, en un accidente en la montaña durante una travesía en la que él le acompañaba. Una tragedia que marca un antes y un después en su pensamiento y en su obra y su concepción de la vida, y que, más que debilitarla, ha reforzado su fe, como él mismo explica en la obra, un referente del pensamiento humanista.