La Real Academia participa en la décima edición de la World Policy Conference

Lorenzo Gascón, académico de honor de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), participó en la décima edición de la World Policy Conference, que se celebró entre los pasados 12 y 14 de octubre en Marrakech bajo el alto patronazgo del Rey de Marruecos, Mohamed VI, y reunió a destacados estadistas y figuras de alto nivel del mundo de la economía, la empresa, la política, la diplomacia y la cultura como Laurent Fabius, exprimer ministro de Francia; Miguel Ángel Moratinos, exministro de Exteriores de España y alto representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones; Jean-Claude Trichet, expresidente del Banco Central Europeo y gobernador honorario del Banco de Francia; Mohamed Laichubi, exministro de Trabajo y Seguridad Social de Argelia, o Paul Kagame, presidente de Ruanda, entre otras personalidades. La prestigiosa cita centra sus esfuerzos en contribuir a mejorar todos los aspectos de la gobernanza, con miras a promover un mundo más abierto, próspero, más justo y más respetuoso en la diversidad. Su fundador y presidente es Thierry de Montbrial, académico correspondiente de la Real Academia.

Lorenzo Gascón - Miguel Ángel Moratinos, WPC

Lorenzo Gascón – Miguel Ángel Moratinos

«Desde la primera edición de la World Policy Conference, que se celebró tras la quiebra de Lehman Brothers para alertar ya de la grave crisis económica y financiera que se cernía sobre un mundo global, el mundo también ha visto el estallido y el fracaso dramático de la mal llamada Primavera Árabe, las políticas catastróficas basadas en la ideología neoconservadora estadounidense, la intensificación y propagación del terrorismo islamista, el crecimiento masivo de los flujos de refugiados, el surgimiento del nacionalismo incluso en Europa… Aunque debe señalarse que también responden a otras causas, todas estas crisis están directamente relacionadas con la mala gobernanza y la expansión apresurada de la Unión Europea después de la caída de la Unión Soviética y todo el bloque del Este. La historia tiene al menos tres lecciones que enseñarnos: los países que juegan con los regímenes políticos de otros Estados lo hacen bajo su propio riesgo, cada nación madura a su manera y a su propio ritmo y mantener el mundo razonablemente abierto supone que las principales partes interesadas cumplirán con las reglas. Ese es probablemente el punto más básico de lo que se llama gobernanza global, un punto que se aplica a todas las escalas», reflexionó De Montbrial en el preámbulo de esta décima edición de la World Policy Conference.

En este sentido, el encuentro analizó las actuales crisis geopolíticas y problemas de actualidad como las migraciones, la guerra comercial entre China y Estados Unidos, el ‘impeachment’ de Donald Trump, la crisis climática o el ambicioso proyecto de la nueva Ruta de la Seda que promueve el Gobierno chino. «En la última década ha surgido un nuevo tipo de guerra fría, empujando a Moscú a los brazos de Pekín. Mientras tanto, Irán también está mirando hacia China con creciente interés. Naturalmente, la República Popular tiene la intención de explotar estas circunstancias favorables para avanzar en su proyecto de la nueva Ruta de la Seda y, en particular, para establecerse en el Medio Oriente. El mundo de hoy es más difícil de entender que el de ayer. Los riesgos están aumentando, a menudo con consecuencias económicas inmediatas. La buena gobernanza es clave», analizó el impulsor de este encuentro de referencia.

Todos los participantes se conjuraron para contribuir a llevar la responsabilidad y el sentido común del buen gobierno a sus países y gobiernos, suscribiendo el documento del encuentro. «Para muchos observadores, el mundo de hoy parece indescifrable. La Tierra está en tal peligro que algunos científicos hablan de una nueva era geológica acelerada. El resurgimiento de la barbarie y el terrorismo en nombre de la religión se ve como una regresión histórica. Al mismo tiempo, las olas de innovaciones tecnológicas están en constante aumento, particularmente en los campos de la energía y la información, fuentes de transformaciones económicas, ecológicas y sociales. Estos avances apuntan a una evolución acelerada del ser humano. El presente nunca ha sido sometido a un choque tectónico entre su futuro y su pasado, cuyas consecuencias parecen difíciles de prever y, a veces, pueden ser angustiantes. Entre la creencia ingenua en los beneficios ilimitados de la tecnología y la resignación al ciclo de calamidades, hay espacio para construir una gobernanza global con el objetivo de organizar un orden geopolítico para obtener lo mejor de la experiencia humana», concluyeron.