Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación, Ciencia y Doctorado de la Universidad Camilo José Cela, miembro fundador del Comité de Observación del Observatorio de Derechos Humanos de España, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina del País Vasco, miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes Militares y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), ha publicado el artículo «Ataques químicos en la guerra de Ucrania: ¿amenaza improbable o evidencia factible?», en el que aborda la evolución histórica de las armas químicas y el desarrollo de los programas de agentes neurotóxicos por parte de la extinta Unión Soviética, describe las características y efectos tóxicos de la última generación de estos agentes neurotóxicos, los «novichoks», y su empleo como herramientas de terrorismo de estado por parte de Rusia.
«El empleo de sustancias químicas como herramienta bélica hunde sus raíces en los primeros conflictos armados de los que se tiene constancia a lo largo de la historia de la humanidad. Baste recordar, por ejemplo, la contaminación, por parte de los ejércitos cartagineses, de los almacenes de vino con raíz de mandrágora, cuyos alcaloides activos (atropina, escopolamina, etc.) ocasionaban la sedación de sus enemigos. Sin embargo, el gran desarrollo de esta modalidad bélica tiene su origen en el auge de la industria química durante el siglo XIX, fundamentalmente en el área de influencia de Alemania, que permitió la producción a gran escala de compuestos tóxicos que fueron empleados como armas de destrucción masiva durante la Primera Guerra Mundial por ambos bandos enfrentados, a pesar de que el uso de gases asfixiantes y deletéreos estaba prohibido por la Conferencia Internacional de Paz de La Haya de 1899 y la posterior Convención de La Haya de 1907″, inicia el experto su argumentación.
El académico considera que si bien es altamente improbable el uso de este tipo de armas en la guerra convencional que Rusia inició en Ucrania, si es posible su uso en ataques terroristas de falsa bandera. López Muñoz reseña el uso de armas químicas en conflictos armados, desde la Primera Guerra Mundial hasta la actualidad, y asegura que a pesar de los esfuerzos internacionales para prohibir su uso, estas armas siguen siendo una amenaza real. En concreto, menciona la falta de control sobre las reservas de armas químicas de Rusia y la posibilidad de su uso en esta guerra, aunque no hay pruebas confirmadas hasta el momento. El experto recuerda que tanto Ucrania como Rusia son signatarios de la Convención sobre Armas Químicas y violarla tendría, al menos sobre el papel, graves consecuencias. No obstante, destaca la amenaza real de ataques terroristas que podrían desestabilizar la región y causar pánico, teniendo en cuenta la disponibilidad de agentes «novichok» en Rusia, lo que representa una amenaza potencial para la seguridad internacional. López Muñoz destaca el esfuerzo internacional para prevenir el uso de este tipo de armas que lidera la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas.
«A modo de colofón, podemos concluir que la proliferación de las armas de destrucción masiva, en general, y las armas químicas, en particular, así como sus vectores de lanzamiento (principalmente misiles y drones), representan una seria amenaza para la paz y seguridad internacional, y, en el caso de la guerra de Ucrania, afectan directamente a la seguridad de la Unión Europea. Adicionalmente, los ‘novichoks’ disponibles por Rusia representan hoy un motivo de enorme preocupación en el campo de las armas químicas, existiendo muchas incertidumbres que aún deben aclararse. Globalmente, se hace difícil calcular el resultado de un hipotético uso de estas armas en este conflicto bélico, bien por actores estatales o por su desvío, de manera intencionada o no, a intervinientes no estatales», concluye el autor.
Reconocido divulgador de la historia contemporánea, la literatura española de los Siglos de Oro y la medicina y farmacología, López Muñoz es doctor en Medicina y Cirugía y doctor en Lengua y Literatura Españolas, especialista en Medicina Farmacéutica y diplomado en Estudios sobre el Holocausto por la Escuela Internacional para los Estudios del Holocausto de Yad Vashem, en Jerusalén. Es investigador del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre de Madrid y miembro de prestigiosas académicas científicas internacionales. Ha participado en numerosas investigaciones y es autor de monografías y artículos en sus áreas de investigación.