Maria Àngels Calvo
Catedrática de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona y académica de número de la Real Academia de Medicina de Cataluña, de la Real Academia de Farmacia de Cataluña, de la Academia de Ciencias Veterinarias de Cataluña, de la Real Academia de Doctores de España y de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Intervención de Maria Àngels Calvo en la sesión científica organizada el pasado 23 de abril por la Academia Iberoamericana de Farmacia y la Academia Nacional de Farmacia y Bioquímica de Argentina y celebrada por videoconferencia
Los animales, agentes reservorios y de transmisión
La evidencia actual sugiere que el virus SARS-CoV-2 surgió de una fuente animal y se están realizando investigaciones para encontrar esa fuente (incluidas las especies involucradas) y establecer el papel potencial de un reservorio animal en esta enfermedad. Sin embargo, hasta la fecha no hay suficiente evidencia científica para identificar la fuente o explicar la ruta original de transmisión de un animal al hombre, si bien se cita con insistencia la posibilidad de que el pangolín haya desempeñado un papel crucial en este proceso.
Los datos aportados sobre la secuencia genética revelan que el virus SARS-CoV-2 está muy relacionado con otros coronavirus que circulan en las poblaciones de murciélagos Rhinolophus y también se evalúa la posibilidad de que la transmisión a humanos involucre a un huésped intermediario. Los primeros casos, parecían estar relacionados con un mercado de marisco, pescado y animales vivos, pero posteriormente, se han registrado numerosos casos sin relación con este tipo de establecimientos y que evidencian la capacidad de transmisión humana.
La pandemia desencadenada por el virus SARS-CoV-2 plantea la posibilidad de que algunos animales se infecten a través de su contacto cercano con humanos infectados. Hasta la fecha no hay evidencia de que los animales de compañía propaguen la enfermedad. Por lo tanto, no hay justificación para tomar medidas contra los animales de compañía que puedan comprometer su bienestar.
Los Servicios Veterinarios de la Región Administrativa Especial de Hong Kong de la República Popular de China informaron a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) de que dos perros fueron infectados con el virus SARS-CoV-2, tras su exposición cercana a sus propietarios, diagnosticados de Covid-19. La prueba, realizada por PCR en tiempo real, mostró la presencia de material genético del virus SARS-CoV-2. No se pudo determinar si las pruebas positivas se debían a la presencia de partículas virales intactas (infecciosas) o fragmentos de ARN (no transmiten la enfermedad) o si el perro presentaba partículas víricas por contacto con el paciente como podría tenerlas cualquier tipo de objeto.
Otro caso, en animales domésticos, se ha dado a conocer en Bélgica en dónde un paciente infectado por coronavirus lo transmitió a su gato. También se han detectado y confirmado casos en animales de un zoológico del Bronx, que fueron infectados a partir del cuidador que era asintomático. Las autoridades sanitarias insisten en que se trata de casos aislados, que no son la norma. No hay, por tanto, evidencias de que los perros y gatos jueguen un papel en la propagación de esta enfermedad humana.
Debido a que los animales y las personas pueden compartir enfermedades, a las que denominamos zoonóticas, se recomienda que las personas infectadas con SARS-CoV-2 limiten el contacto con animales de compañía y otros animales hasta que se conozca más información sobre el virus. Se aconseja que en la medida de lo posible sea otra persona quien se encargue de ellos. Si deben cuidar de su mascota, deben mantener estrictas condiciones de higiene y usar mascarilla.
Si bien no hay evidencia de que una infección por SARS-CoV-2 se propague de un animal a otro, mantener a los animales que dan positivo para SARS-CoV-2 lejos de los animales no expuestos es la mejor práctica. Al inducir la infección por SARS-CoV-2 en varias especies, mediante la inoculación de una dosis viral alta se evidenció en gatos y hurones, no así en perros, aves, cerdos, caballos, entre otros animales. Estos resultado permitirán comprender la gama de huéspedes del nuevo coronavirus y su patogénesis y colaborar a desarrollar modelos animales para estudios del tratamiento y prevención a partir de ensayos de fármacos y vacunas.
En relación con los alimentos, podemos indicar que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) está realizando un seguimiento de la situación en relación con el brote de la enfermedad del coronavirus (Covid-19) que está afectando a un gran número de países de todo el mundo. En la actualidad no hay pruebas de que los alimentos puedan ser una fuente o una vía de transmisión probable del virus. Las experiencias de anteriores brotes de coronavirus afines, como el coronavirus causante del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV) o el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), indican que no se produjo transmisión a través del consumo de alimentos. Actualmente no hay pruebas que sugieran que el actual coronavirus sea diferente en este sentido.
En relación con la seguridad de los alimentos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recomendaciones para la prevención, que también incluyen asesoramiento sobre el mantenimiento de buenas prácticas higiénicas durante la preparación y la manipulación de los alimentos, entre los que destacan lavarse las manos, cocinar bien la carne y evitar la posible contaminación cruzada entre alimentos cocinados y no cocinados. Aunque es improbable que este virus se transmita a través de alimentos, el lavado regular de manos y las reglas de higiene para la preparación de alimentos se deben observar estrictamente al manipularlos. Estos coronavirus son sensibles al calor, por lo que el riesgo de infección también se puede reducir por cocción de los alimentos.
Aunque todavía existe mucha incertidumbre sobre el origen del virus SARS-CoV-2, de acuerdo con las recomendaciones de la OMS, como precaución general, al visitar mercados de animales vivos y mercados de productos de origen animal se deben aplicar medidas generales de higiene, así como evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca y evitar el contacto con animales enfermos o productos de animales en mal estado. Se deben tomar precauciones para evitar el contacto con los desechos o fluidos animales del suelo o las superficies de tiendas e instalaciones de mercado.
Según las buenas prácticas generales de seguridad alimentaria, la carne cruda, la leche o los órganos de los animales deben manipularse con cuidado para evitar la posible contaminación cruzada con alimentos crudos. La carne de ganado sano que se prepara y sirve de acuerdo con los principios de buena higiene y seguridad alimentaria siguen siendo correctos para ser consumidos. Según la información actualmente disponible no se recomiendan restricciones comerciales de animales ni de productos de origen animal.