La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) presenta la sexta entrega de la serie que dedica a los académicos más notables de su centenaria historia, en esta ocasión a otro de sus personajes ilustres: el reconocido psiquiatra catalán Ramón Sarró (1900-1993), introductor del psicoanálisis en España tras estudiar en Viena junto al equipo de Sigmund Freud. Otra de las grandes figuras de la ciencia y el pensamiento que han formado parte de la RAED y que la actual Junta de Gobierno quiere agradecer, reconocer y reivindicar, en el convencimiento de que quien no tiene memoria, no tiene futuro. La selección de estos selectos académicos, de todos los ámbitos del conocimiento, es fruto de la investigación llevada a cabo para la publicación del «Libro del Centenario» de la Real Academia, editado hace ya tres años. Personalidades que trascienden su contexto histórico para aparecer hoy en día como referentes del saber.
Hijo del médico Salvador Sarró, estudió Medicina en la Universidad de Barcelona, donde se licenció en 1923. Su interés por la Psiquiatría lo llevó a Viena, becado por la Fundación Alejandro Von Humboldt de Berlín, donde estableció contacto con los neurólogos y psiquiatras más prestigiosos de la época. De vuelta a Barcelona inició el tratamiento con electrochoques y utilizó los psicofármacos. Fue nombrado médico auxiliar del Instituto Mental de la Santa Cruz de Barcelona en 1929, médico psiquiatra del Instituto Psicotécnico de Barcelona en 1930 y médico psiquiatra del Sanatorio Psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat.
Doctorado en Medicina con la tesis «La Psicología de la Esquizofrenia. Pensamiento pre-simbólico y existencia mítica en la esquizofrenia» por la Universidad Complutense de Madrid en 1931, ganó la cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, desde donde desarrolló una importante labor de investigación en la que sintetizó diversas corrientes psiquiátricas. Asimismo, participó en numerosos proyectos de creación de revistas profesionales. Desde la «Revista de Psiquiatría, Neurología y Dominios Afines» y «Medicina Clínica» a la «Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina».
Fue nombrado miembro de la Real Academia de Medicina de Cataluña y de diversas academias europeas e hispanoamericanas y presidió la Asociación Internacional de Psicoterapia Médica. Su actividad en la entonces Academia de Doctores del Distrito Universitario de Barcelona aparece recogida ya en los Anales de la institución que recogen los trabajos presentados entre los años 1945 y 1962, y su nombramiento como académico de honor está recogido en 1966. Entre los discursos que la Real Academia guarda con celo se encuentra su «La psicopatía, problema humano».
Su intensa dedicación a la medicina y la docencia le hizo merecedor de la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Cataluña y de la Gran Cruz de la Orden Civil de Sanidad, entre otras distinciones de primer orden españolas y foráneas. Tres de sus cuatro hijos y seis de sus ochos nietos han seguido su ejemplo y se han dedicado a la medicina, especialmente a la psiquiatría.