Francisco López Muñoz
Profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación y Ciencia y director de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Camilo José Cela. Académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Artículo publicado en la edición española del portal académico «The Conversation» el 18 de enero de 2021
Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología y director de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Camilo José Cela y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), publicó el pasado 18 de enero en la edición española del portal académico «The Conversation» el artículo «¿Qué es novichok, ese arma letal empleada contra disidentes rusos como Navalni?», en el que retoma uno de los temas centrales de sus estudios sobre las armas químicas a lo largo de la historia contemporánea. El académico firma este trabajo divulgativo junto a Alejandro Romero, profesor de Toxicología de la Universidad Complutense de Madrid. Ambos ya publicaron, en este mismo portal, los artículos «La tragedia de los gases de la muerte durante la Gran Guerra» y «Los nazis descubrieron los agentes neurotóxicos como armas de guerra química».
«Novichok (‘recién llegado’ o ‘novato’, en ruso) es el nombre con el que se ha bautizado a la cuarta generación de armas químicas supuestamente desarrolladas en la extinta Unión Soviética entre los años 70 y 90 del siglo pasado. La detención, este fin de semana, tras aterrizar en Moscú, del disidente Alexéi Navalni, supuestamente envenenado por novichok, ha vuelto a poner de actualidad una sustancia que fue diseñada para no ser detectada por las herramientas disponibles por las fuerzas de la OTAN«, inician los dos expertos su reflexión.
López Muñoz y Romero explican cómo los novichok son capaces de penetrar en el cuerpo del enemigo independientemente de las medidas de protección existentes en el momento, son seguros de transportar y almacenar, y sus efectos carecen de tratamiento. Además, no estaban incluidos en la Convención de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas. «Todo ello los hace especialmente atractivos tanto para fines terroristas como de guerra química, y son calificados por algunos expertos como el grupo de agentes nerviosos más mortales que jamás se han desarrollado», señalan.
Su descubrimiento se debe en buena parte a la publicación del libro «Secretos de Estado: una crónica interna del programa ruso de armas químicas», del disidente y científico ruso exiliado en Estados Unidos Vil Mirzayánov, que denunció a la Unión Soviética por haber desarrollado, bajo un programa secreto, el grupo de los primeros agentes novichok entre 1970 y 1990.
Para los dos expertos, los novichoks, que escapan al control internacional, representan hoy un motivo de enorme preocupación en el campo de las armas químicas. «Una elucidación urgente, completa e indudable de sus estructuras químicas y propiedades es fundamental para entender mejor los riesgos reales que plantean estos compuestos y para el desarrollo de una protección eficaz, lo que permitirá el descubrimiento de los antídotos más adecuados y el desarrollo de protocolos biológicos y analíticos para la identificación de su uso indebido», afirman.