Oriol Amat
Decano de la Barcelona School of Management de la Universidad Pompeu Fabra, vicepresidente de la Asociación Catalana de Contabilidad y Dirección y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Entrevista emitida en el programa «El Matí de Catalunya Ràdio» el 15 de septiembre de 2020
Oriol Amat, decano de la Barcelona School of Management de la Universidad Pompeu Fabra y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), explicó en una entrevista concedida el pasado 15 de septiembre al programa radiofónico «El Matí de Catalunya Ràdio» las peculiaridades de este inicio de curso, en particular en la enseñanza superior y en centros como el que dirige, donde tras una inversión superior al millón de euros que ha permitido habilitar 35 aulas, la enseñanza seguirá el denominado modelo híbrido, con alumnos presentes en clase y otros que podrán seguir las materias desde casa de una forma activa, interactuando con profesores y compañeros gracias a un circuito cerrado de cámaras y micrófonos distribuidos por el aula.
«Las universidades están cambiando mucho y más que van a cambiar. Nos fuimos a casa a causa de la pandemia el 14 de marzo y el 16 ya estábamos todos trabajando en remoto. El coronavirus nos hizo adaptarnos a una nueva realidad que ya estaba apuntada hace 20 años con el modelo de Bolonia, que preveía clases con pocos alumnos», inició el académico su intervención.
Para Amat, la tecnología y la capacidad de implementar un modelo docente mixto ha permitido que el curso pueda iniciarse con normalidad. «Si lo que ha pasado ahora nos hubiese pasado hace 20 años lo habríamos tenido muy mal, pero Internet nos ha salvado. Tenemos entre un 30% y un 40% de alumnos internacionales que este curso apenas ha caído gracias al nuevo modelo de formación híbrida. El otro día impartí una clase en la que tenía alumnos en ocho países diferentes, a los que veía y con los que podía conversar», explicó.
El académico destacó cómo este nuevo modelo abre la vía a que personas que hasta ahora no podían plantearse una formación a distancia por motivos económicos o simplemente logísticos puedan cursar en un futuro el programa que mejor se adapte a sus necesidades gracias a estas clases híbridas. Asimismo destacó la predisposición y la oportunidad que supone este modelo para muchos docentes. «Hay muy pocos que se hayan mostrado reacios a este tipo de clases», señaló.
«No perderemos la enseñanza presencial, porque esa es nuestra vocación, pero ganaremos muchas cosas de la actual situación y del actual modelo, que ha llegado para quedarse», añadió Amat, quien elogió la capacidad de investigación de la universidad catalana, aunque señaló que la transmisión de conocimiento a la sociedad sigue siendo la gran asignatura pendiente.