
Enrique Sada
El historiador mexicano Enrique Sada, colaborador habitual de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), comparte con la comunidad académica los artículos «Bronce sangriento», «Maromas y desmemoria política», «¿Qué culpa tienen los historiadores y cronistas?», «Del rescate de una carta de Hernán Cortés», «Del patrimonio histórico y su salvaguarda» y «Un mito contra otro«, publicados entre los pasados 24 de julio y 29 de agosto en el portal digital Código Libre y en el diario «El Siglo de Torreón» y en los que aborda diversos episodios de la actualidad mexicana y sus vínculos históricos.
En «Bronce sangriento», Sada parte de la máxima de que una las premisas básicas de los regímenes totalitarios en la historia moderna del mundo es la apología del crimen, refiriéndose al populismo que se ha instalado en muchas democracias occidentales y refiriéndose, en concreto, a su país. «En el caso mexicano, la historia académica se ha encargado de desentrañar y permitir la exhibición tanto como el cuestionamiento en profundidad sobre la galería de falsos próceres con los que el imaginario público ha sido contaminado desde la más tierna infancia en nuestro país, ya fuera a través del dedazo presidencial y el calendario de la Secretaría de Educación Pública o la impostura de hemiciclos, monumentos y grandes avenidas dedicadas a personajes que en países libres y desarrollados no encontrarían lugar digno para ser exhibidos más que en las alcantarillas», explica.
Por su parte, en «Maromas y desmemoria política», incide en el mismo tema, asegurando que una de las características más típicas de la clase política, en particular de los regímenes socialistas, es la incongruencia, poniendo como muestra de ello los festejos celebrados en Ciudad de México con motivo de los 700 años de la fundación de Tenochtitlán, pese a que ya se habían celebrado igual en 2021, o la nacionalidad española que tramita la familia del expresidente Andrés Manuel López Obrador tras repudiar a España. «Lo primero es una ocurrencia antihistórica tan desafortunada como xenófoba y racista por partida doble, pues no sólo atenta contra nuestras raíces hispánicas (la titular del Ejecutivo no lo dijo en nahuatl ni en otomí), sino que también pretende borrar de plumazo a las más de 200 etnias que no solo no se identifican en lo absoluto con los mexicas a los que padecieron, y que tampoco son reconocidos desde la mezquindad de este tipo de celebraciones centralistas», considera.
El experto dedica «¿Qué culpa tienen los historiadores y cronistas?» a revelar las carencias educativas en México, especialmente en la educación superior, a raíz de las críticas de unos estudiantes de la Universidad Autónoma de Durango que revelan su bajo nivel académico. «Además de confesar que no sólo no leen, sino que desprecian y desconocen lo que son fuentes primarias o fuentes secundarias de investigación, manifiestan una ignorancia profunda y dolosa respecto a quienes critican, pues ignoran que quienes ejercen como investigadores y cronistas no solo no suelen cobrar un sueldo digno, sino que además se ven limitados por la falta de apoyo del Gobierno (que suele ser una constante) y de sus instituciones públicas culturales y educativas, que en dado caso son los verdaderos responsables de que no se auxilie debidamente a quienes además suelen pagar de su propio bolsillo por difundir o publicar sus hallazgos en la mayoría de los casos», afirma.
En «Del rescate de una carta de Hernán Cortés», el historiador se refiere documento firmado por Hernán Cortés hace 500 años devuelto a México 30 años de haber sido robado por el Gobierno de Estados Unidos. «El FBI informó que devolvió a las autoridades mexicanas una página original del manuscrito firmado por el padre del mestizaje mexicano el 20 de febrero de 1527. Según informó la agente especial Jessica Dittmer, que dirigió la búsqueda y rescate junto con el Departamento de Policía de Nueva York, el documento es una orden de pago en oro que hizo Cortés para una expedición. Dicho manuscrito fue robado a finales de la década de 1980 en la capital del país, donde formaba parte de una colección de documentos de Cortés en el Archivo General de la Nación«.
Sada incide sobre el retorno de esta carta de Hernán Cortés en «Del patrimonio histórico y su salvaguarda». «Aunque esta pieza de valor histórico es sólo parte de una de las 14 cartas que fueron sustraídas hace casi 40 años (mismas que ya se encuentran en camino de ser repatriadas también), hay que reconocer que este logro fue realizado no por instancias mexicanas ni por una constante búsqueda de años por parte de nuestras autoridades sino por iniciativa del famoso FBI, cuya operación fue encabezada por una profesional en la materia», recuerda.
Finalmente, en «Un mito contra otro», el colaborador de la RAED critica el poco rigor, cuando no abierta manipulación, de creaciones audiovisuales que aprovechan una lectura interesada de la historia. «Es bien sabido que Ridley Scott, a cuyo genio debemos clásicos como ‘Blade Runner’ y ‘Los duelistas’, es alguien que confiesa su desprecio por la historia académica a grado de tomarse licencias propias, como hizo con su entrega fallida de ‘Napoleón’. Sin embargo, al menos tiene la honradez de manifestarlo abiertamente a diferencia de otros como Guillermo del Toro, Pedro Almodóvar o Alejandro Amenábar, quienes sí incurren en la impostura del fraude antihistórico a la hora de vender propaganda política como cierta en películas como ‘Ágora’, ‘El laberinto del fauno’ o ‘Mientras dure la guerra’, por citar algunas», concluye.