Teresa Freixes, catedrática Jean Monnet ad personam, presidenta de Citizens Pro Europe y académica de número y vicepresidenta de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), y Daniel Berzosa, profesora de Derecho Constitucional y Derechos Fundamentales de Cunef Universidad, del Instituto de Estudios Bursátiles y del Instituto de Empresa-Law & Business School, miembro de la Academia Global y del Consejo Científico de Citizens pro Europe y académica de número y miembro de la Junta de Gobierno de la RAED, participan en la obra «La protección de la independencia judicial en la Unión Europea», dirigida por el propio Berzosa y en la que participan otros expertos juristas como José María Macías, José Antonio Ballestero, Julio Banacloche, Ignacio Astarloa, Leopoldo Calvo-Sotelo y Ramón Rodríguez Arribas.
«La libertad, la igualdad y la justicia y los derechos fundamentales no se mantienen por sí solos. No hay magia ni truco ni ensalmo para su preservación. En todas partes, siempre, están amenazados por cadenas como las que, según Jean-Jacques Rousseau, en todas partes también, aprisionan al ser humano. El logro y el prestigio intelectual del Estado constitucional, ideado para proteger aquellas exigencias elementales de una vida política que establezca las condiciones para la felicidad de las personas y su realización existencial, siguen intactos. No hay ninguna otra forma de organización política del Estado realizable que la supere, si lo que se desea naturalmente es respetar y proteger las antedichas exigencias», presenta la monografía Berzosa.
Para el académico, la subsistencia de la democracia requiere de una cooperación activa e incesante de todos, más allá de las constituciones y del ordenamiento jurídico de cada Estado. Más allá de lo normativo. Sin embargo, actualmente se constata en las democracias occidentales una creciente amenaza liderada institucionalmente por formaciones populistas o de corte soberanista que, al alcanzar el poder legislativo y, a continuación, el poder ejecutivo, provocan una fusión de ambos. «Esta deriva no sólo amenaza al Estado de derecho en tanto que supone una quiebra de la división de poderes, sino que, en la lógica inmanente del poder, acaba operando, cuando menos, sin respeto de las reglas no escritas de la democracia para que ésta pueda funcionar y desenvolverse correctamente, y trata de apoderarse también, si es que no lo ha conseguido ya en algunos Estados democráticos, del Poder Judicial«, añade.
En este mismo sentido, Freixes aborda la independencia judicial de orden externo e interno en la Unión Europea y sintetiza sus principales problemas partiendo de la formulación inicial del Estado de Derecho, la independencia judicial, la evolución en la posición del Poder Judicial en el seno de los poderes del Estado y la repercusión que ha tenido en la Unión Europea como organización supranacional como garante del Estado de Derecho, la democracia y los derechos humanos.
La académica, que atesora una larga experiencia en la construcción del corpus jurídico comunitario, explica cómo las regulaciones internacionales y europeas complementan las garantías constitucionales de cada Estado miembro y contribuyen a garantizar esa independencia interna y externa que es inherente a la configuración de la independencia del poder judicial. Estudia las iniciales regulaciones del Consejo de Europa, las que han seguido de la Unión Europea e instrumentos como la Comisión de Venecia. Asimismo, aborda el papel del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Su interpretación, que ha de ser seguida por los Estados miembros de ambas conforma indirectamente un espacio europeo de justicia.
«Cuando todo falla, el único recurso que nos queda a todos en el seno de un Estado de Derecho, tanto a los poderes públicos como a los simples ciudadanos, es el de acudir a la justicia. Por ello debe estar configurada de manera que podamos mantener nuestra confianza en ella, pues más allá ya no nos queda casi nada del mundo civilizado en el que tienen que poder vivir las futuras generaciones», concluye Freixes exigiendo la independencia judicial y el buen funcionamiento de sus instituciones para garantizar la democracia.