Teresa Freixes, catedrática Jean Monnet ad personam, presidenta de Citizens Pro Europe y académica de número y vicepresidenta de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre la evolución del soberanismo en Cataluña en una entrevista concedida al diario «La Razón» que se publicó en su edición del pasado 9 de abril. «Necesitamos un Gobierno que no dependa del secesionismo», señala el titular de la publicación. Freixes argumenta que, pese a fracasar en 2017, el soberanismo ha ido penetrando de todos los sectores sociales de Cataluña y reclama al Ejecutivo de Pedro Sánchez «una postura clara y coherente de defensa del estado de derecho».
«La situación en Cataluña de alguna manera podemos considerar que, entre comillas, ha mejorado, porque no existen las acciones radicales que vimos en 2017, ni se proclama la independencia en el Parlamento, ni se están aprobando leyes de desconexión. Pero el secesionismo lo que ha hecho es ir penetrando de una manera terrible en todos los sectores sociales: en la escuela, en la administración pública, en las empresas, en los organismos profesionales, en las universidades… Ha establecido toda una campaña de penetración y esto hace que la vida ordinaria esté muy condicionada, porque existen unas presiones brutales dentro de estos ámbitos y en otros como la sanidad y la prensa. Además, este secesionismo mayoritario en el Parlamento no lo ha sido nunca socialmente, porque es un tercio del censo el que vota secesionismo. Vamos a ver qué sucede en las elecciones catalanas y hacia dónde evoluciona el PSC, que es el que puede decantar la balanza hacia el constitucionalismo o el secesionismo, porque nunca sabemos dónde está», señala la vicepresidenta de la RAED en una de sus primeras respuestas.
Para Freixes, ante las últimas reformas en el Código Penal, que favorecen a los secesionistas ya condenados o pendientes de juicio, o bien reinterpretan la historia reabriendo la transición política, se impone un gobierno que no dependa de las exigencias del secesionismo ni del nacionalismo radical vasco. Asimismo, critica sus alianzas con populismos como el que, a su entender, representa Podemos, que ha forzado reformas judiciales de las que el propio Ejecutivo ha tenido que arrepentirse y reformular, como el caso de la denominada ley del «sólo sí es sí», con un alud de rebajas de penas para violadores y agresores sexuales. «El Gobierno no hizo caso de las opiniones expertas y lo único que pretendió es legislar siguiendo sus políticas, pero ya se avisó de que eso podía pasar. Más de 700 condenas han sido revisadas y las que vendrán. Por lo tanto, es un fallo tremendo que además desfavorece a las víctimas. No sé a qué esperan para solucionarlo y a asesorarse debidamente, porque me temo que con otras leyes que están en trámite pueda suceder lo mismo», señala en este sentido.
Sobre el futuro y el recorrido que aún puede tener el secesionismo, la experta muestra su cautela y alerta del riesgo de asumir su fracaso. «La cuestión es que, como creo que ya expresó algún dirigente de ERC, el ‘procés’ no ha terminado, sino que ha mutado. Y eso es lo que está sucediendo. Ellos no van a dejarlo, es su programa político. El problema es que se les haya dejado tener un mayor peso político del que social y políticamente tienen, porque tenemos un sistema electoral que se blindó con el Estatuto de Autonomía de 2006, a partir del cual en las circunscripciones en las que el secesionismo pueda tener mayoría su voto vale casi tres veces más que en otras donde no tienen esa mayoría, por lo que con un tercio del censo en el Parlamento tienen una sobrerrepresentación brutal y consiguen mayorías absolutas prácticamente. Y, por otra parte, porque como tenemos un sistema electoral donde la barrera electoral se mide por provincias, tienen también una sobrerrepresentación en el Congreso de los Diputados, y ahí es donde pueden hacer todo el chantaje al Gobierno que se deje hacerlo», afirma.