Luis Pons, ingeniero químico e industrial, doctor en Administración y Dirección de Empresas y académico correspondiente de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), vuelve a compartir con los académicos y amigos de la RAED su pasión por la fotografía presentando la nueva serie de instantáneas «Golden hours», ofreciendo una visión tan íntima como pletórica de esta estación. «Antes o después de la salida y la puesta de sol, media hora o más, antes o después: el paisaje se ilumina con una luz, difusa o directa del sol que crea sombras, haces de luz, colorea cielo y nubes, siempre cambiante y de gran belleza. Son momentos, que se conocen como ‘golden hours’. En todas las estaciones se planifica la fotografía para estas horas. Pero en los meses de verano nos brinda imágenes espectaculares. Tanto en ciudad como en parajes naturales es recomendable aprovechar estos minutos y disfrutarlos», señala el académico.
Pons explica que la intensa luz de verano es una gran aliada para la macrofotografía. «La macrofotografía, de insectos o flores, precisa de sensibilidades ISO muy bajas. Es recomendable el uso de un teleobjetivo. Desde la distancia se evita que libélulas, mariposas o abejas alteren sus trayectorias y sea posible anticiparse para una buena toma. Las flores o los frutos más atractivos generalmente miran al sol», prosigue. El académico y fotógrafo rememora la salida del sol en el Delta del Ebro como un espectáculo diario en verano. «Las fotos muestran cómo el sol distribuye su luz en las brumas. El panorama aporta otro angular que incluye nubes altas desde el mirador de La Guardiola. El sol entre los mástiles de un puerto deportivo da contenido para enmarcar la hora de oro. Un arcoíris, en el mismo Delta, después de una tormenta, me sorprendió. Pero la cámara captó además un segundo arcoíris que los ojos sólo vieron al revisar la toma», explica con fascinación.
Otros escenarios de estas instantáneas se encuentran en La Cerdanya, con flores y una gran diversidad de mariposas y abejas, y el Pirineo y la Sierra del Cadí, con prados abandonados para el cultivo de los cereales ofreciendo bellos ocres y amarillos adornados con el color de las flores en un entorno de montaña. «Las cimas del Cadí son una barrera de nubosidad local. Cada barranco aporta el agua a las cuencas de pequeños riachuelos. El efecto seda de la fotografía del agua en movimiento permite resaltar vegetación y cantos rodados», apunta. «Las noches en verano son cortas y con retos interesantes en fotografía nocturna. La luminosidad de los fuegos artificiales, la luna y su luz con su trayectoria y otros fenómenos. Todo ello son retos que permiten disfrutar de una mirada tranquila y curiosa, de una pasión por la naturaleza y la fotografía. Y lo mejor es que ahora el maravilloso otoño ha llegado», señala.
Pons descubrió la fotografía en la década de los años 80 del siglo pasado llevado tanto por su interés por el proceso químico que suponía la revelación de los negativos en la fotografía de papel como por su cercanía con las secciones de fotografía de los diarios «El País» y «Avui», donde trabajó como directivo. «La química y la comunicación han dado contenido a mi carrera. Los sistemas digitales o informáticos han posibilitado grandes desarrollos explorando los espectros de la luz, infrarrojo y ultravioleta. La fotografía usa una tecnología que capta a través de lentes y sensores, ahora electrónicos, puntos de luz con sus colores e intensidades en espectros visibles», concluye.