Christopher Pissarides, profesor de la London School of Economics, premio Nobel de Economía de 2010 y académico de honor de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda la actual crisis y plantea sus salidas en un reportaje publicado el pasado 17 de septiembre por la revista «XL Semanal», que se distribuye con los más de 20 diarios que edita el grupo Prensa Ibérica en toda España. Pissarides suma su voz en esta publicación a la de otros dos premios Nobel estadounidenses: Joseph Stiglitz, de la Universidad de Columbia, y Richard Thaler, de la Universidad de Chicago.
«No podemos evitar la recesión, esto va para años», inicia el académico su reflexión. «Si sólo estuviera pasando una cosa, tendríamos una receta política para afrontarla, pero están ocurriendo tres cosas importantes y cada una requiere medidas diferentes. Por eso, los políticos tienen un dilema. ¿Qué política aplicas sabiendo que si solucionas un problema van a empeorar los otros dos?», se pregunta refiriéndose a la inflación, la guerra de Ucrania y la crisis de suministros.
Para Pissarides, a diferencia de otras crisis que han aportado valiosas lecciones a los economistas, la actual no se puede tratar con las mismas recetas. Para empezar, señala, porque la actual inflación no responde al patrón clásico, sino que se debe a un impacto negativo en la oferta. De ahí que considere que no se la deba combatir estimulando la demanda, sino con políticas que ayuden a resolver el problema de la oferta. «La razón de que ahora la situación sea tan mala se debe, en parte, a la expansión del gasto de los países durante la pandemia, que generó un montón de liquidez. Tanto dinero en circulación aumentó la demanda», indica.
En cuanto a la política de subida de tipos de interés que han comenzado a implementar la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, entre otros reguladores, Pissarides alerta de que es necesario equilibrar el pacto de la inyección de dinero que ofrecieron los bancos centrales durante la pandemia con el impacto de los precios que está produciendo la guerra de Ucrania. A ello se suman las dudas sobre las cadenas de suministro. «China está arrastrando al mundo a cierta desglobalización por las incertidumbres en la cadena de suministro. Y eso está generando un choque negativo en el comercio internacional, una minirrecesión dentro de la recesión a la que ya nos estamos asomando», añade el académico.
Pissarides concluye apuntando dos problemas que marcarán el futuro inmediato de las economías occidentales y, en particular, de Europa: la crisis energética a consecuencia del corte de suministro del gas ruso y que afectará gravemente a una transición energética incipiente y el incremento de la desigualdad, fruto de los reajustes en la economía productiva y de servicios.