Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social y académico de número electo de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), presentó en el último congreso de la Sociedad Francesa de Pediatría el trabajo «Las pantallas y los niños», que ha realizado junto a Georges Picherot, profesor de Pediatría en la Universidad de Nantes. En su estudio, Callabed y Picherot aportan evidencias epidemiológicas de que el uso de pantallas por parte de los menores, mal conducido, puede aumentar el estrés, alterar el sueño, facilitar la hiperactividad y reducir la maduración del lenguaje y la comprensión lectora.
El estudio detalla cómo un 14% de los niños pasan más de dos horas delante de la televisión y uno de cada tres tiene televisión u ordenador en su habitación.
Las razones que esgrimen muchos padres son que las pantallas calman al niño, que tienen poder educativo y que mientras los menores están ante ellas los padres pueden hacer otras cosas. En cuanto al consumo de Internet, el trabajo explica que, entre los seis y nueve años el 63% de niños navega por la red, cifra que aumenta hasta los 17 años, cuando alcanza el 96%. El teléfono móvil se ha convertido en la principal herramienta para gestionar actividades, ocio e interacción social y su uso es cada vez más precoz.
Ante esta situación, el estudio recomienda que la familia no pierda el vínculo y encuentre momentos de ocio para el buen desarrollo psicomotor y afectivo de sus hijos, mantenga una razonada distancia crítica con las pantallas y esté cerca de sus hijos cuando están encendidas. En cualquier caso, consideran los autores, los niños no deberían estar en presencia de pantallas antes de los dos años.
«Hay evidencias de que algunos niños y niñas resultan afectados a nivel de conductas y aprendizajes y socialización por el consumo excesivo de pantallas en el hogar y faltan, en algunos casos, pautas educativas integrales para las familias y educadores -considera Callabed-. No se debe demonizar a estos medios, el reto está en usarlos debidamente y en provecho de nuestros hijos».