Teresa Freixes
Catedrática Jean Monnet ad personam, presidenta de Citizens Pro Europe y académica de número y vicepresidenta de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Artículo publicado en el portal Atalayar el 12 de octubre de 2021
Teresa Freixes, catedrática Jean Monnet ad personam, presidenta de Citizens Pro Europe y académica de número y vicepresidenta de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda la siempre aplazada y no definida reforma institucional de la Unión Europea en el artículo «Reforma institucional en la UE: necesidad apremia», publicado en el portal especializado Atalayar el pasado 12 de octubre. Esta reflexión retoma la serie de aportaciones expertas sobre el futuro y articulación de la Unión Europea realizadas en el marco de la Conferencia sobre el futuro de Europa -un evento organizado por la Comisión Europea– por parte de Citizens Pro Europe.
Para la académica y vicepresidenta de la RAED, que la Conferencia sólo haya debatido de forma superficial estas reformas de calado tan esperadas evidencia tanto sus limitaciones como el lento ritmo al que avanzan las administraciones europeas. «No nos ha sido posible abordar todo cuanto requiere esa reforma institucional, esa puesta al día de los instrumentos de democracia que Europa necesita. Es tanto lo que hay que señalar que ha sido necesario seleccionar algunos aspectos, aunque no renunciemos a plantear otros que también aparecen como ineludibles», señala Freixes en el artículo.
La presidenta de Citizens Pro Europe considera que ni las instituciones pueden ser inamovibles ni el Consejo Europeo puede seguir rigiéndose por la regla de la unanimidad para la toma de decisiones. De que abogue por un modelo bicameral como el que se da en los países miembro. «La lógica federal que está presente en la evolución de la UE, aunque se tenga miedo a llamarla así, impondría que la legislación se contemplara bajo un bicameralismo en el que el Parlamento Europeo fuera la cámara baja, de representación directa de la ciudadanía, y el Consejo de la Unión la que, a modo de Senado, representara los intereses territoriales, reforzándose así el equilibrio institucional que en las sociedades complejas debe contemplar», considera.
En ese nuevo modelo, que para la académica sería más representativo y, sobre todo, más operativo, la Comisión Europea ejercería de verdadero Ejecutivo, emanado del Parlamento mediante la elección de su presidente entre los líderes de los grupos parlamentarios formados a partir de la elección popular. Asimismo, Freixes considera que sería también necesario contar con una ley electoral europea, ya prevista en sus Tratados, pero nunca adoptada, basada en principios comunes y que permitiese la creación de candidaturas transnacionales.
Para la experta, lo más complejo en cualquier tipo de reforma institucional en la Unión Europea pasa por la organización del Poder Judicial, en particular en relación a los diferentes tribunales constitucionales y las «reservas de soberanía». En este caso, Freixes cita el reciente caso del Tribuna Constitucional alemán frente al Banco Central Europeo, acusando al Tribunal de Justicia de la Unión de actuar sin tener la competencia en materia económica, y el aún reciente del Tribunal Constitucional de Polonia, negando la primacía del Derecho de la Unión.
«Mejoraría mucho la democracia en esta nuestra Europa si se abordara seriamente la reforma institucional. El Parlamento, cuya legitimidad es indiscutible, ha ganado mucho en inclusión social y en representatividad. Y sería también necesario, en aras de reforzar la representatividad de la cámara, dotarle de iniciativa legislativa (sin que la pierda la Comisión) así como mejorar el procedimiento legislativo y los instrumentos de control. La reforma institucional debe estar dirigida a reforzar los lazos entre la ciudadanía y las instituciones. Debe proporcionar nuevas reglas de funcionamiento a esas instituciones que tienen decidir sobre cuestiones que afectan directamente a la vida de los ciudadanos, en sentido micro y macro y que tienen que permitir que Europa proyecte los valores que la sostienen al resto del mundo. Por ello es necesario reforzar el sentido democrático de la Unión, por una parte y, por otra, dotarla de una toma de decisión acorde con el devenir de los tiempos», concluye Freixes.