Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), ofreció el pasado 16 de mayo dentro del ciclo de actividades académicas de la RAED la conferencia «El necesario abordaje bio-psico-social en la consulta a los adolescentes», en la que desarrolló algunos de los principales problemas de salud prevalentes en la adolescencia, sobre los que aún existen complejos y barreras sociales que hace que se actúe poco sobre ellos, como el caso de la anorexia y la bulimia, el inicio cada vez más precoz en el consumo de tabaco y alcohol y drogas, el acoso escolar y ciberacoso, el fracaso escolar y las patologías emergentes relacionadas con la salud mental, los trastornos obsesivo-compulsivos, las psicosis, las depresiones y los intentos de autolisis.
Para el experto, el pediatra es especialista idóneo para realizar tanto una labor clínica como preventiva de todos estos casos en el seno de lo que cree que debería ser un equipo interdisciplinario. En este sentido, recordó uno de los principales postulados de la Academia de Pediatría de Estados Unidos: «El campo de la pediatría incluye el crecimiento, desarrollo y salud del niño y por ello comienza en el periodo previo al nacimiento cuando la concepción se hace aparente. Se continúa a través de la niñez y la adolescencia, cuando en general se completan los procesos de crecimiento y desarrollo. La responsabilidad de la pediatría puede, por lo tanto, comenzar durante el embarazo, y habitualmente termina a los 21 años». Asimismo, recordó que los centros para adolescentes de la Universidad de Stanford y la Universidad de Boston son referentes mundiales en medicina de la adolescencia.
Callabed introdujo el concepto de la pediatría social, en el que ha volcado buena parte de sus investigaciones. «Fundada en Francia por Robert Debré, es un estado de espíritu que desarrolla una visión global de los niños y jóvenes, incluyendo el entorno social y las influencias de la familia y de la escuela. Debemos valorar en la visita estos puntos esenciales: el ambiente familiar, el ambiente escolar o laboral, ver cómo actúa en su círculo social y espacios de ocio, indagar de consumo de sustancias tóxicas, sin olvidar el tabaco y el alcohol, entender como el joven vivencia su sexualidad, evaluar si existen síntomas de depresión marcados e ideación suicida, ofrecer orientaciones sanitarias a la familia y, tras la visita al adolescente, podemos intercambiar impresiones y reforzar algunos puntos donde la colaboración familiar pueda ser útil», señaló.
En esta labor de evaluación y prevención dirigida a la adolescencia, el experto incidió en la prevención de accidentes (motos, automóviles, armas, deportes de riesgo), el examen de los grupos de amistades, el consumo de alcohol y otras drogas, la adicción a internet y las ludopatías, la existencia de signos de anorexia y bulimia, las depresiones y autolesiones, el análisis de riesgo de violencia de género la relación con el centro educativo, las dificultades escolares y el riesgo de abandono de estudios. «El pediatra, la familia y el adolescente deben ser tres ruedas que giren sincrónicamente», insistió.
Para el experto, resulta clave conseguir una buena comunicación entre el adolescente y sus padres, lograr asimismo una buena comunicación entre padres y escuela, potenciar las actividades escolares extracurriculares como los deportes escolares, que a su entender resultan los mejores ansiolíticos y antidepresivos, y establecer equipos de salud mental atentos a signos de alarma. «Toda comunidad debe tener un programa de prevención de abandono de estudios y la figura del mentor o defensor del alumno. Como dice Patrick Alvin, director de la Unidad de Adolescentes de Kremlim Bicêtre de París, ‘la depresión adolescente necesita un diagnóstico precoz y puede presentarse como una fatiga para pensar, un cansancio para salir, un rechazo del placer, un desmoronamiento de su imagen’. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud dijo que el mejor enfoque para la prevención del suicidio es el colegio con un equipo que incluya a maestros, médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales. Es un fenómeno multidimendional y multicausal que precisa apoyo familiar y escolar y medidas legales», concluyó.