Rosalía Arteaga, expresidenta y exministra de Educación de Ecuador, presidenta de la Fundación para el Desarrollo de América Latina, reconocida activista por la educación y la infancia y académica de honor y miembro del Senado de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), ha condenado enérgicamente estos días en diversos medios de comunicación locales e internacionales el asesinato del candidato a la Presidencia de Ecuador Fernando Villavicencio y ha reflexionado sobre el problema del narcotráfico y la delincuencia vinculada a éste, no sólo en Ecuador, sino en numerosos países de la región.
En una entrevista concedida al canal televisivo colombiano NTN24, emitida en el programa «La Tarde» el pasado 10 de agosto, Arteaga abordó los problemas legales con los que se encuentran las autoridades ecuatorianas para combatir la delincuencia organizada y la corrupción generalizada, en la línea de lo que denunciaba el propio Villavicencio. «Hay que buscar los antecedentes en algunos temas de orden legal. En 2008 el presidente Rafael Correa declaró ciudadanía universal y anunció que al país podrían entrar todas las personas de cualquier parte del mundo. Eso abrió la puerta para que personas inescrupulosas de carteles y narcotráfico vieran que en Ecuador es muy fácil operar. También se habla de impunidad, ya que en la mayoría de los casos los delincuentes son capturados por la policía, enjuiciados por la Fiscalía y se les declara libres», explicó la académica.
Para la expresidenta de Ecuador, no sólo su país, sino toda la región se encuentra en un punto de inflexión y puede acabar perdiendo la batalla contra el narcotráfico y el crimen organizado si no toman medidas tanto policiales como legales y, fundamentalmente, establecen políticas comunes contra esta lacra. «Parece ser que América Latina está perdiendo la batalla contra el narcotráfico y contra los grandes carteles delincuenciales del mundo. Es hora de que los líderes de América Latina conversen, definan políticas en conjunto y actúen en contra de estos delincuentes organizados que están destruyendo un continente», señaló.
Por otra parte, en sus artículos semanales en el diario «La Hora», Arteaga también ha analizado profusamente la situación de su país, lamentando la falta de medidas efectivas contra la degeneración política y social de Ecuador, empezando por la educación. «Un país como Ecuador, que antaño era considerado una isla de paz, es ahora uno de los países más violentos del mundo, con tasas de asesinatos que rebasan todo lo que podríamos haber imaginado, que se cobran la vida de personas vinculadas con las actividades delictivas, pero que han empezado también a atentar contra la vida de políticos, de personas relevantes de la sociedad», señala en uno de estos artículos.
«Para combatir esta ola de violencia se necesita, por supuesto, voluntad política, leyes que coadyuven a reprimir las actividades delictivas, un Ejecutivo fuerte, un poder legislativo consciente de su papel fundamental en este tema a la hora de crear y modificar leyes, como la de extinción de dominio para cortar el poder económico de las mafias enquistadas en nuestra sociedad, así como un Poder Judicial incorruptible, que no ceda ante las tentaciones y amenazas para liberar a los delincuentes», concluye en la misma columna, publicada el pasado 17 de agosto.