Fernando Martínez-Pintor, doctor en Medicina y Cirugía, ingresó como académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) durante una solemne ceremonia que se celebró el pasado 14 de febrero en la Sala de Actos de Fomento del Trabajo, sede de la academia. El acto pudo seguirse tanto de forma presencial como en streaming a través del canal de YouTube de la RAED, donde puede visionarse. El recipiendario leyó el discurso de ingreso «De la Fibromialgia Digital a la urdimbre rofiana». Le respondió en nombre de la Real Corporación el académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud Joaquín Callabed.
Reconocido reumatólogo, el nuevo académico numerario era ya académico correspondiente de la Real Corporación. Es, asimismo, director del Instituto de Reumatología y Antropología Médica de la Clínica Nostra Senyora del Remei de Barcelona, presidente de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y presidente y fundador del Círculo Catalán de Psicosomática y Antropología Médica.
El experto inició su discurso con una definición de la fibromialgia y su consideración a lo largo de los dos últimos siglos, destacando que se trata de una patología poco conocida y despreciada por los denominados «fibroescépticos» que puede afectar a un importante porcentaje de la población situado entre un 10% y un 20%. Asimismo definió los cuatro grandes grupos de enfermos que hoy por hoy reconocen los expertos, por más que tanto el origen como el desarrollo de esta enfermedad siga siendo vago. «En los pacientes que presentan síntomas considerados médicamente inexplicables, como por ejemplo intestino irritable, acúfenos, vértigos, fibromialgia, etc… no es posible evidenciar ninguna alteración orgánica, a pesar del número de pruebas, a veces muy elevado, que se realizan con el coste enorme que esto representa», señaló.
A partir del análisis de la enfermedad, Martínez Pintor señaló los avances en epigenética que pueden determinar tanto el origen de esta patología como de la propia evolución del ser humano y, asimismo, determinar su futuro y evolución como especie gracias a la tecnología, a la vez que refirió las reflexiones que sobre la incidencia de las influencias externas en el devenir humano realizó el pionero en la medicina psicosomática Juan Rof Carballo. «La aparición de la inteligencia artificial ha precipitado las cosas. La medicina del fututo tendrá un gran apoyo en la tecnología, pero será tan reduccionista su visión como lo fue la Fibromialgia Digital, si no se considera al enfermo en su totalidad, con la visión antropológica. El sufrimiento está detrás, no ya solo de nuestro comportamiento sino también de muchas de nuestras enfermedades. Y el tratamiento contra el sufrimiento no lo puede administrar una pastilla ni un cirujano. Quizás, se pueda en el futuro evitar las consecuencias epigenéticas que el sufrimiento ha producido, pero no podrá luchar contra el sufrimiento en sentido estricto», concluyó.
Miembro de diversas academias y sociedades médicas internacionales como la Academia Suiza para la Medicina Psicosomática y Psicosocial o la Sociedad Alemana de Medicina Psicosomática y Psicoterapia Médica, representante en España de la Sociedad de Intervención no Farmacológica y cofundador del Grupo Iberoamericano de Antropología Médica, Martínez-Pintor es autor de numerosos artículos y publicaciones en prensa especializada y de tres libros sobre las repercusiones que las emociones y el sufrimiento tienen sobre la enfermedad.
Es conferenciante invitado habitual en congresos y universidades, ha organizado, colaborado y dirigido diferentes cursos de sociedades científicas, tanto españolas como europeas, y su línea de investigación se ha centrado en la búsqueda de marcadores bioquímicos de las emociones y, en particular, del sufrimiento humano, así como su eventual repercusión somática. Recientemente publicó en el número 25 de la «Revista de Psicosomática y Psiquiatría», editada por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y la Sociedad Española de Salud Mental Perinatal, el artículo «Factores biopsicosociales y bioética en el dolor crónico».