
Liling Qi, presidenta de la Asociación de Industria y Comercio de Shenzhen en España y de la firma Puente China España y embajadora extraordinaria de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), protagoniza una entrevista publicada el pasado 5 de julio en la popular sección «La Contra» del diario «La Vanguardia» en la que elogia Barcelona como ciudad para vivir, visitar y negociar y explica su relación tanto emocional como económica con la capital catalana, a la que se trasladó tras un período inicial en Andalucía. En conversación con el periodista Víctor Amela, Liling explica cómo fue su madre la pionera en recalar en España a finales de la década de los 80 para acabar arrastrando a toda la familia.
«Mi padre era jefe de jueces, en esa época China era muy sobria. Mi madre vino a España, a Andalucía, a trabajar duro. Soñábamos con estar juntos, la familia reunida, y así fue cómo al poco se vino mi padre también. Aquí nos dedicamos a importar, en avión, mecheros metálicos. La diferencia de precio daba beneficio. Relojes, luego. Monopatines y bicis eléctricas, después, y placas fotovoltaicas…», inicia la embajadora de la Real Academia sus explicaciones echando la vista atrás. Hoy, Liling se ha convertido en una consultora de referencia tanto para empresas chinas con intereses en España como para empresas españolas que tratan de abrirse camino en China y tiene dos hijos tan integrados en ambas culturas como ella misma.

Liling Qi
Sobre la capacidad china para convertirse en una gran potencia que compite económicamente con Estados Unidos, la entrevistada señala que la planificación ha sido la clave del éxito para convertir Shenzhen, su ciudad de origen y a la que representa en España, en el Silicon Valley de Asia. «Hoy se fabrica allá el coche eléctrico BYD, los móviles Huawey, está el banco Ping An, hay fotovoltaicas, aerogeneradores, biomedicina… Un modelo de desarrollo exitoso que ya está siendo replicado por toda China», explica. Respecto a su labor de establecer puentes, como decidió denominar a su propia empresa, Liling explica que promovió con éxito que entre Barcelona y Shenzhen haya un vuelo directo, tres veces por semana, para conectar personas e intereses comerciales. «Conectarse bien es importante», asegura.
En este sentido, aconseja a los políticos y los empresarios españoles que propongan proyectos que puedan desarrollar junto a los políticos y los empresarios chinos para encontrar intereses comunes que permitan llevarlos a la práctica. Ese es el camino, asegura, que han emprendido tanto Pedro Sánchez desde el Gobierno como Salvador Illa desde la Generalitat de Cataluña. «El segundo viaje de Pedro Sánchez a China ha sido importante, se ha adelantado a todos los líderes europeos. A las autoridades chinas les ha halagado mucho ese interés: ¡buen trabajo! Nos favorecerá a todos. Y a Illa le aconsejo que viaje también, con una delegación empresarial catalana y un plan. Irá bien: Salvador Illa es como un político chino, no te marea, es próximo y muy resolutivo. Pregunta, te escucha y responde lo que piensa. Es un buen presidente porque transmite seguridad y estabilidad: ¡eso es lo que pide el dinero! El dinero es asustadizo e Illa lo tranquiliza», afirma.