Luis Pons presenta su nueva serie de fotografías, una visión intimista sobre esta estación y sus colores

Luis Pons, ingeniero químico e industrial, doctor en Administración y Dirección de Empresas y académico correspondiente de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), vuelve a compartir con los académicos y amigos de la RAED su pasión por la fotografía presentando la serie «Invierno: noche larga y día breve», en la que ofrece una visión intimista de esta estación. «Invierno es mirar al cielo mientras la larga noche transcurre. Invierno es mirar el cielo al amanecer, al atardecer, al anochecer… Invierno es imaginar cómo el cielo va a acompañar el tema escogido», resume el académico.

Entre las instantáneas destacan las que reflejan diversos momentos del eclipse de luna de la madrugada del pasado 21 de enero, que incluyen las propias de la luna en las diferentes fases del fenómeno y a las de su evolución en el horizonte de la ciudad de Barcelona. Pons presenta una selección del casi medio millar de tomas que llegó a realizar hasta que el alba determinó cuándo interrumpir la serie. «El eclipse nos permitió ver diversos planetas con mayor brillo. Coincidía con un cielo oscuro y sin nubes. Luna llena y astros en una gran ciudad como Barcelona», explica sin ocultar su fascinación Pons.

«Durante el día, en invierno, es usual ver cómo se alternan rápidamente períodos de cielos de azul intenso o de nieblas y nubes. Se combinan grises y blancos, que en sucesiones inesperadas se tornan en rosados, dorados o rojos intensos. Es el final del día en horario muy temprano, una cita fija para preparar la puesta de sol que suele dar momentos con zonas con claroscuros difíciles de fotografiar adecuadamente. El agradable desafío es encontrarnos a diario ante una clase magistral de formas y colores», prosigue el académico con su reflexión.

Más allá de la ciudad, Pons ha elegido para esta muestra paisajes del Delta del Ebro, como el Trabucador, la punta del Fang o la bahía de los Alfaques con la Sierra del Montsià como fondo. «Es un continuo de sensaciones imposibles de describir las que se acumulan al realizar tomas en esta ubicación -señala-. El público, como se puede ver, nos aporta sus siluetas y da dimensión humana. Debemos aceptar el derecho a compartir la grandeza de la belleza de la naturaleza y en particular, de este nexo de cielo y agua que el horizonte delimita».