Enrique Sada
Historiador y colaborador habitual de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Artículo publicado en el portal especializado «Código Libre» el 22 de octubre de 2020
El historiador mexicano Enrique Sada, colaborador de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona en el artículo «En defensa de la Conquista», publicado en el portal especializado «Código Libre» el pasado 22 de octubre, sobre la liberación que supuso para muchos pueblos precolombinos la llegada de los españoles al continente americano y el final del dominio azteca de buena parte del continente, en particular por el sometimiento al que estaban sometidos y por la práctica común del canibalismo por parte de esta civilización, algo contra lo que se posicionaron con firmeza tanto los primeros conquistadores como los primeros occidentales que se asentaron en América, cuya moral católica estaba en las antípodas de estas prácticas.
«Cuando Christian Duverger tuvo el valor -bastante escaso en los historiadores mexicanos a sueldo del sistema político- de publicar ‘La flor letal. Economía del sacrificio azteca’, muchos imaginaron cuan revelador y demoledor sería por su contenido, como él mismo refiere: ‘Uno de los pasajes más fascinantes de la ‘Historia de la Conquista de la Nueva España’ es el momento en que Hernán Cortés, junto con Moctezuma, sube a la gran pirámide. Al llegar arriba sucede algo inesperado: después de que Moctezuma le ha mostrado el lugar, Cortés pierde el control de sus nervios al ver los pedazos de cuerpos humanos regados por el piso, colgados de las paredes y sentir el hedor de putrefacción que domina el lugar. Cortés grita, tira algunos de los ídolos y baja corriendo'», inicia el historiador su artículo.
Para Sada, las investigaciones históricas y arqueológicas han permitido determinar que los sacrificios humanos y la antropofagia no eran algo excepcional, sino que toda la economía y la sociedad azteca se sustentaba sobre el canibalismo y que en tanto en otras etnias la economía se diversificaba en el cultivo, la recolección y producción artesanal, la economía de los tenochcas se sustentaba en el asesinato y la antropofagia. «De hecho, a una cuadra del zócalo en la capital del país, en lo que hoy es el Palacio de Hierro, se encontraban las carnicerías donde los aztecas tenían a sus víctimas en jaulas antes de matarlas para vender su carne a otros», añade.