Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda los principales problemas que se encuentran los padres de hijos e hijas adolescentes y preadolescentes, ofreciendo consejos desde la óptica profesional, en los artículos «Cómo las familias pueden gestionar bien internet en casa y qué problemas causa hacerlo mal«, «Los niños hiperactivos y el respeto al maestro«, «La raíz de la delincuencia en los adolescentes» y «Las adicciones en los adolescentes», publicados entre los pasados 3 y 27 de 7 de abril en la sección «Lectores expertos» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa.
En «Cómo las familias pueden gestionar bien internet en casa y qué problemas causa hacerlo mal», el presidente del Club de Pediatría Social aboga por acotar y pactar el tiempo de consulta y uso de esta herramienta para tratar de evitar un uso indebido, apuntando los riesgos que puede conllevar, desde los físicos a la adicción o el acoso. «El fenómeno de internet en casa crea ansiedad en algunas familias y muchas veces es debido a que no se conoce en profundidad. Este sentimiento de incompetencia o de confusión o miedo no debería impedir descubrir los beneficios que puede aportar. Los peligros también deber ser descubiertos. Debemos aprovechar la vertiente positiva de esta oferta. Los medios de comunicación no son malos en sí mismos, es el uso que hacemos de ellos lo que puede ser discutible. La vertiente educativa es un arma insuficientemente explorada para la promoción humana de la infancia», señala.
Por su parte, en «Los niños hiperactivos y el respeto al maestro», Callabed recuerda que en el actual modelo educativo todo alumno merece un tratamiento individualizado y personalizado, especialmente a escolares que presenten cuadros patológicos o de riesgo patológico, aunque con consideración por parte de éste al profesor y un papel activo de los padres o tutores. «El tratamiento psicopedagógico del niño hiperactivo irá dirigido a mejorar las habilidades académicas del niño y el comportamiento, así como instaurar un hábito de estudio. Observar sus mejores aptitudes y potenciar actitudes. En algunas ocasiones será preciso un tratamiento farmacológico. La comunicación con el hijo debe ser fijando criterios claros y mostrando interés por los deseos y capacidades del hijo, dejando canales abiertos para la comunicación y el diálogo, aplicando normas y límites, dar órdenes concretas y fijando el método de estudio que seguir», recomienda el experto.
En «La raíz de la delincuencia en los adolescentes», el académico parte del axioma, científicamente aceptado, de que el delincuente en general no nace, se hace al convivir en ambientes familiares y sociales problemáticos, de ahí que la educación juegue un gran papel en el futuro de los jóvenes. «El niño y el joven maduran mejor donde hay afecto, normas lógicas, coherencia entre lo que se predica y lo que se hace. Lo que es educativo, por contagio, es el ejemplo, la actitud ante la vida. El niño y el joven deben percibir que pertenecen a un grupo estructurado ya existente y tienen que desear integrarse. Debe conocer y asimilar la cultura con valores, normas y actitudes. Debe saber lo que es la solidaridad, altruismo y hábitos sociales como trabajo y respeto del prójimo. Debe saber desarrollar una autonomía personal dentro de un contexto social. Debe saber criticar y posicionarse ante esos persuasores ocultos que son algunos medios de comunicación social», argumenta.
Por último, en «Las adicciones en los adolescentes», el experto recuerda que los problemas de salud del adolescente proceden más de su conducta y situaciones emocionales que de problemas biomédicos estrictos y recomienda una visita anual por profesionales sanitarios familiarizados con los problemas de esta edad. «Los padres no deben perder las riendas y actuar como padres, no como ‘colegas’. La autoridad viene de un término latino, ‘augere’, que significa ayudar a crecer. Muy diferente del autoritarismo que no escucha y solo sanciona. Es deseable que familia, adolescente, colegio sean tres ruedas que giren armónicamente en el recorrido del adolescente», aconseja Callabed.