Francisco López Muñoz
Profesor de Farmacología, vicerrector de Investigación y Ciencia y director de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Camilo José Cela y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Artículo publicado en el portal especializado The Conversation el 12 de noviembre de 2021
Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología de la Universidad Camilo José Cela y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre la estigmatización social de una enfermedad como el alcoholismo en el artículo «¿Nos causan rechazo las personas adictas al alcohol?», publicado en el portal especializado The Conversation el pasado 12 de noviembre. El académico firma este artículo junto a Gabriel Rubio Valladolid, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid.
«En un estudio realizado en 14 países en el que se clasificaba el grado de estigma al que se enfrentaban diferentes colectivos, el hecho de ser alcohólico o drogodependiente ocupaba las primeras posiciones. El consumo de sustancias a menudo se asocia con otras condiciones de salud también estigmatizadas, como el VIH y el sida, la hepatitis y diversos problemas sociales. La criminalización de los comportamientos relacionados con el uso de drogas parece legitimar la condena moral. Estos estereotipos hacen que la vergüenza y la culpa por haber desarrollado la dependencia alcohólica favorezcan su internalización. Esto dificulta la solicitud de ayuda y la búsqueda de tratamiento para solucionar los problemas provocados por el alcohol», inician los dos autores su reflexión.
Los expertos exponen los resultados de la primera encuesta realizada en España para determinar el grado de estigma de nuestra sociedad hacia el alcoholismo y otras condiciones clínicas, elaborada por la Sociedad Española de Psiquiatría Clínica y la Asociación In Recovery. Las conclusiones son claras: la adicción al alcohol es la más rechazada para los roles de personas fuera del entorno familiar. Los encuestados consideraron la adicción al alcohol y el sida como las condiciones más rechazadas para personas con las que poder convivir, trabajar o que nos representen o cuiden. Tener sida provocó más rechazo que la adicción al alcohol para sufrirla uno mismo o alguno de nuestros familiares. Los porcentajes de máximo rechazo se situaban por encima del 20% de los encuestados para todos los roles, lo que indica un importante grado de rechazo hacia el alcoholismo.
Para López Muñoz y Rubio Valladolid, esta visión social del alcoholismo se traduce en los adictos en baja autoestima, menor autoeficacia para evitar recaídas, aumento del estrés, mayor desánimo para conseguir metas relacionadas con la recuperación, escaso seguimiento de las recomendaciones para solicitar ayuda y pobre adherencia a los tratamientos llevados a cabo por grupos de ayuda mutua o por los profesionales. Ante esta realidad, los autores instan a la puesta en marcha de iniciativas como las que propone In Recovery, en las que se aconseja visibilizar las facetas positivas de las personas en recuperación y su interacción con la sociedad.
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