Ramón-Ricardo Vidal y Plana
Doctor en Ciencias Biológicas y en Farmacología Aplicada, especialista en Biología Molecular (Organización Europea de Biología Molecular-Universidad de Tromsö) y académico correspondiente para Francia de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Ramón-Ricardo Vidal y Plana, académico correspondiente para Francia de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), remite a la comunidad académica una reflexión a raíz de las conclusiones que presentó el pasado 9 de febrero el equipo internacional de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ha estudiado en Wuhan el origen del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19. Este grupo de expertos señaló que todavía no ha podido desentrañar el origen del virus, aunque cree que es «altamente improbable» que su origen sea otro que la naturaleza.
Entre las pocas certezas que avanzó este grupo está que se trata de un coronavirus de origen animal, probablemente de un murciélago, aunque todavía no se ha identificado a la especie que actuó como huésped y que facilitó que el virus se adaptara y pasara a los humanos. «La búsqueda de una posible ruta de introducción del coronavirus en varias especies animales sigue avanzando», dijo el experto danés en zoonosis Peter Ben Embarek, jefe de la delegación de la OMS.
El conocimiento desmiente la teoría del complot
A mediados de marzo fuimos espectadores de la proliferación en los medios de comunicación de rocambolescas teorías gratuitas sobre un presunto origen del coronavirus que provoca la enfermedad Covid-19 en un laboratorio cuya supuesta misión sería la de aterrorizar y aniquilar la humanidad. Una de las primeras hipótesis, basada en una cierta semejanza entre la estructura del nuevo virus y el virus de la inmunodeficiencia adquirida (VIH), fue rápidamente desmentida.
Una serie de diálogos cruzados que mantuve con varios académicos miembros de la RAED, entre los cuales Maria Àngels Calvo y Joaquín Callabed, nos fortaleció en la convicción de que se trataba de noticias falsas que parecían obedecer a objetivos poco respetuosos del riguroso conocimiento científico. Tal convicción estaba en acuerdo con el parecer de investigadores del Centro de Investigación en Sanidad Animal especializados en virología y de los expertos de la Organización Mundial de la Salud.
En tal situación, unas declaraciones alarmistas del polémico cardenal ceilandés, obispo de Colombo, Malcolm Ranjith, recogidas el 18 de marzo 2020 en el Vaticano por la periodista Franca Giansoldati, fueron publicadas y difundidas el 19 de marzo por la edición digital del diario romano «Il Messaggero».
El cardenal Ranjith declaraba: «Estoy personalmente convencido de que el coronavirus es el fruto de experimentos realizados por una nación rica y poderosa. Algunos virus de los que se habla en estos días son el producto de experimentos sin escrúpulos. Debemos combatir este tipo de experimentos que conducen como resultado a la pérdida de vidas y son causa de dolor y sufrimiento para toda la humanidad. Este tipo de investigaciones no son realizadas por personas de países pobres, sino en laboratorios de países ricos. Producir esto es un crimen muy serio para la humanidad. Pido al Señor conseguir revelar quien ha difundido este veneno. Pienso que las Naciones Unidas tienen el deber de activarse para comprender cómo se ha generado todo este incidente y castigar a los responsables. Estas investigaciones deberían estar prohibidas».
Las declaraciones del cardenal contravienen el precepto bíblico de dar a Dios lo que es de Dios y a César lo que es de César e incurren en una gran irresponsabilidad, al dar por sentado que una nación importante es la causante del problema que aqueja la humanidad y ello sin facilitar los datos en que basa su afirmación. Sorprende que una intervención de tal calibre provenga de un clérigo situado en primer orden de la jerarquía vaticana, a quien se le supone inteligencia, cultura y mesura, así como dotes diplomáticas.
La víspera de tales declaraciones injustificadas y tendenciosas, el 17 de marzo, la revista «Nature Medicine» había ya desmentido tales teorías en un artículo científico titulado «The proximal origin of SARS-CoV-2», rigurosamente documentado, basado en la biología molecular, ilustrado por una imagen que compara las secuencias de ADN. Dos de ellas son de coronavirus humano, de las cuales una corresponde al causante del Covid-19, tres a coronavirus de murciélago y una de coronavirus de pangolín.
El resultado, ilustrado en el artículo, evidencia que el actual virus de laCovid-19 está estrechamente emparentado con otros virus del pasado pertenecientes a la misma familia, con pequeñas diferencias significativas, probablemente debidas a mutaciones espontáneas. Ninguna evidencia sugiere que haya podido ser obtenido en laboratorio. Lo que hoy queda todavía por determinar es si estas mutaciones ocurrieron cuando el virus se hallaba en un animal huésped, como por ejemplo el murciélago o el pangolín, o cuando, a partir de una de estas especies animales, había ya infectado al hombre.