Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación, Ciencia y Doctorado de la Universidad Camilo José Cela y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda un desconocido trastorno psicológico en el artículo «¿Cómo surge un episodio de histeria colectiva? El ejemplo del gaseador de Mattoon», que se publicó en el portal de divulgación científica The Conversation el pasado 30 de julio y ha sido reproducido en diversos medios digitales españoles e hispanoamericanos. López Muñoz firma este artículo junto a Francisco Pérez Fernández, profesor de Psicología Criminal, Psicología de la Personalidad e Historia de la Psicología de la misma Universidad Camilo José Cela, con quien recientemente ha publicado el libro «La sangre de la Gorgona. Una historia del vampirismo desde la Psicología y la Medicina».
Los expertos analizan un ejemplo histórico de lo que se ha dado en conocer como histeria colectiva o enfermedad psicógena masiva. En 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, ocurrieron una serie de incidentes en Mattoon, Illinois, donde las personas experimentaron síntomas como mareos, náuseas y parálisis, atribuidos a un supuesto gas. Los medios locales amplificaron el suceso, lo que provocó una paranoia generalizada en la comunidad. A pesar de la falta de pruebas, las autoridades solicitaron la intervención del FBI, lo que intensificó aún más el pánico. Se difundieron teorías de conspiración sobre infiltrados extranjeros y experimentos químicos. Finalmente, se determinó que los ataques fueron el resultado de una histeria colectiva alimentada por el estrés y la ansiedad de la guerra. A medida que disminuyó la cobertura de los medios, la comunidad volvió a la normalidad.
«Podemos asumir que la histeria colectiva, denominada también en la actualidad enfermedad psicógena masiva (EPM), es un fenómeno de ansiedad grupal, caracterizado por la aparición de una serie de alteraciones psicológicas y físicas que se propagan rápidamente en un determinado grupo. En consecuencia, el sujeto se despersonaliza y se genera un ‘alma colectiva emergente’, como indicaba el padre de la psicología de masas, Gustave Le Bon, sin que se evidencie ningún tipo de trastorno a nivel individual. Algunos de estos episodios se han utilizado para intentar justificar eventos psicosociales extremos a lo largo de la historia. Entre ellos, etnocidios y genocidios», explican López Muñoz y Pérez Fernández.
Este caso de Mattoon ejemplifica cómo la histeria colectiva se propaga y se alimenta de rumores y miedos colectivos. Es importante destacar que, en este caso, la falta de evidencia no impidió que la paranoia se extendiera y que las autoridades tomaran medidas drásticas. Esto resalta la influencia que los medios de comunicación y el contexto sociopolítico pueden tener en la propagación de esta paranoia social. Para los expertos, la mecánica en la histeria colectiva es siempre la misma. Cambia con el devenir del tiempo, la forma y manifestación de los monstruos, los enemigos o los males, pero no así el origen atávico de los miedos que los movilizan.
«Numerosos ejemplos de este fenómeno han tenido lugar a lo largo de la historia, como el caso de la caza de brujas inquisitorial, y en todos ellos es posible encontrar una ingente cantidad de similitudes. Concretamente extraños e inconsistentes síntomas, estigmas y diagnósticos médicos no contrastados, contextos sociopolíticos donde cataliza la idea de una amenaza para la comunidad, figuras humanas misteriosas o espectrales, eventos inexplicables y desgracias inesperadas que afectan a pacíficos lugareños. Pero también miedos indefinibles no del todo aclarados, búsqueda obsesiva de chivos expiatorios y autoridades que, por diferentes motivos e intereses, alimentan el debate público», concluyen.