August Corominas
Profesor de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)

August Corominas, profesor de Fisiología Humana de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aconseja en un escrito divulgativo que comparte con la comunidad académica cómo dar malas noticias de la forma más adecuada, tanto adultos como a niños. Se trata de una capacidad que no puede ser exclusiva a psicólogos y especialistas en el trauma y en el duelo, y que cualquiera puede trabajar a partir de unos mínimos consejos.

Dar una mala noticia

Dr. August Corominas

Dr. August Corominas

Dar una buena noticia es agradable, ya que produce empatía entre receptor y emisor. Sin embargo, dar una mala noticia es penoso, difícil y durante mucho tiempo el receptor la recuerda. El ejemplo más recurrente es el de un accidente de tráfico nocturno. Ha  fallecido un muchacho joven. Durante mucho tiempo las Fuerzas de Seguridad se ocupaban del accidente y de todos los tramites. Normalmente intentaban informar por teléfono o se desplazaban al domicilio de la familia del accidentado. Era una situación dramática siempre. Es muy impactante informar a una familia que duerme de un suceso así. Hay que procurar dar las malas noticias de forma personal. Es fundamental ofrecer la noticia con suavidad, educación y comprensión.

Tristemente hasta hace poco tiempo los agentes informaban sin ningún cuidado. Ahora han recibido clases para conseguir hacer el menor daño moral posible.

Las pautas:

  • Primero, antes de conectar con la familia, hay que asegurarse del nombre correcto del accidentado y su identificación familiar. A veces ocurre que se da el nombre del acompañante y se crea un conflicto familiar.
  • Aunque parezca obvio, hay que asegurarse de la identificación de la víctima y su estado. A veces ha ocurrido, cuando hay implicadas dos o más personas, que se confunden.
  • Situar bien el lugar donde se ha producido el accidente.
  • Pensar bien las frases que se van a pronunciar, procurando que sean lo mas suave posibles.
  • Siempre decir la verdad. Antes se expresaba que la persona estaba grave y que la familia fuera al hospital cuando el accidentado ya había fallecido.
  • Hay que ser respetuoso con la familia y no culpar en ningún caso al familiar del fallecido.

Desgraciadamente he visto a muchas familias a las que les produce un duelo fortísimo al cabo de muchos años, cuando todavía recuerdan el impacto del anuncio.

En otro orden, los diagnósticos médicos deben también ser explicados con suavidad y mucho tacto cuando son graves. En ocasiones hay diagnósticos mortales y otras veces de enfermedades terminales. Hay que ser muy cuidadoso y decir la verdad al notificarlos, además de claros y concisos, aunque sin ahorrar tiempo. Estar dispuesto a dedicar unos minutos y si es posible guiar a la familia ante la noticia fatal.