Joaquín Callabed, académico de número electo de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), presentó en la jornada «Nens i joves a l’era digital. Riscos i oportunitats educatives», que la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas y la Casa de Misericordia de Barcelona celebraron el pasado 14 de marzo en Barcelona, la ponencia «La carencia afectiva y el refugio digital».
Callabed abordó el problema que supone actualmente la dependencia de muchos niños de los dispositivos digitales recordando el trabajo que Georges Picherot, de la Universidad de Nantes, ha dedicado a la materia y en el que concluye que el excesivo consumo de pantallas puede convertirlos en adictos prematuros creando dependencia y aparición de diversas patologías en la esfera del sueño y de la conducta.
El ponente definió la carencia afectiva como «la situación de un niño que ha sufrido o sufre la privación de su madre o sustituto materno y que padece el déficit de atención afectiva necesaria para su edad». Callabed definió los diferentes tipos de carencia afectiva distinguiendo los casos extremos como la ausencia total de la madre o las más frecuentes y actuales, como son las separaciones familiares. A partir de ahí reseñó sus secuelas con afectación del apetito, del sueño, mayor sensibilidad a las infecciones y retraso del crecimiento físico y psicomotor. Y reseñó estudios recientes con neuroimagen que demuestran la afectación del centro de las emociones y el sistema límbico, con casos de lesiones cerebrales.
Tras constatar que las nuevas tecnologías pueden hacer de «segunda madre» ampliando el espacio que ya tenían televisión y vídeo, Callabed abogó por la educación e incluso la prohibición del acceso a los dispositivos digitales en niños en casos extremos.