Santiago Ripol, académico emérito de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) alerta sobre la contaminación radiactiva que se ha instalado en la cadena alimentaria e insta a los gobiernos y a la sociedad civil a reflexionar sobre un asunto que no suele estar en la agenda pública. El académico realiza estas reflexiones en su trabajo «Un riesgo permanente: la contaminación radioactiva de los alimentos», que será publicado en la próxima entrega de Tribuna Plural, la revista científica de la RAED.

«Aunque las dosis de radiación ingeridas sean bajas, este tipo de contaminación tiene un alto interés toxicológico porque el organismo no tiene mecanismos específicos de defensa contra la radiación, sin contar que ni siquiera es capaz de detectarla, y que algunos órganos o tejidos presentan alguna afinidad con ciertos radionúclidos que pueden fijarse y acumularse si la fuente contaminante persiste -asegura Ripol-. Algunos radionúclidos tienen una vida media muy corta, por lo que sólo representan un riesgo puntual en caso de accidente, pero, por el contrario, otros tienen una vida media razonablemente larga o muy larga, y se convierten en contaminantes permanentes».

El académico señala las características y las fuentes de contaminación de los radioisótopos más significativos y presentes en el medio ambiente: yodo, estroncio, cesio, hierro y rutenio. Y apunta los cuatro principales factores de riesgo y las políticas que podrían minimizarlos: polución del suelo y de las aguas, polución atmosférica, transformación de la flora y de la fauna y transformación de la geomorfología a través de la industrialización, la urbanización y el crecimiento demográfico. «Estos cuatro factores representan el tributo casi obligado que debemos pagar por la civilización y se hallan profundamente relacionados con la progresiva degradación del medio. Otra cuestión a dilucidar sería si el progreso que experimentamos compensa y justifica el exceso de contaminación ambiental, o si sería posible reducir significativamente esa contaminación, por lo menos en parte», zanja Ripol.