En el binomio alimentación y salud, los alimentos, además de nutrir, deben tener efectos beneficiosos; por ejemplo, previniendo enfermedades
La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) organizó el pasado 1 de febrero la mesa redonda «Nuevos alimentos, probióticos y prebióticos», que se enmarcó en el programa de actos conjuntos de las academias catalanas integradas en el Consejo Interacadémico de Cataluña y respondió al tema genérico propuesto para este curso: la alimentación. En la sesión participaron Maria Àngels Calvo, académica de número y presidenta de la Sección de Ciencias de la Salud de la RAED y catedrática de Sanidad Animal de la Universidad Autónoma de Barcelona; Javier Aranceta, académico de número de la RAED y profesor de la Universidad de Navarra, y Miquel Moretó, catedrático de Fisiología de la Universidad de Barcelona.
Los tres especialistas destacaron que tanto los alimentos probióticos como los prebióticos son habituales en la dieta tradicional de las diferentes civilizaciones humanas aunque la industria alimentaria trate ahora de comercializarlos en nuevos productos. Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se ingieren en las cantidades adecuadas, pueden aportar beneficios para la salud de quien los consume. Se trata de bacterias o levaduras que están presentes en alimentos, medicamentos o suplementos dietéticos. Los probióticos más habituales son los lactobacilos y bifidobacterias. Los primeros se han empleado tradicionalmente para la conservación de alimentos mediante la fermentación.
Los prebióticos son compuestos que el organismo no puede digerir, pero que tienen un efecto fisiológico en el intestino al estimular el desarrollo de las bifidobacterias y lactobacilos. Se trata de un tipo de hidratos de carbono presentes en numerosos alimentos que el hombre sólo es capaz de digerir de forma parcial, pero que tras fermentar en el tracto gastrointestinal alimentan estas bacterias intestinales. Se encuentran presentes en alimentos como el plátano, los espárragos, el ajo, el tomate, el puerro, la cáscara del trigo, la alcachofa, la cebolla o la achicoria. Los prebióticos procesados son un suplemento apropiado cuando es necesario mejorar la flora intestinal.
Los participantes coincidieron en que en el actual binomio alimentación y salud, los alimentos, además de nutrir, deben tener efectos beneficiosos; por ejemplo, previniendo enfermedades. Algunos de los nuevos alimentos contienen prebióticos y probióticos que actúan modulando la microbiota. El cuerpo humano posee diez veces más microbiota que células eucariotas constitutivas (de sus propios tejidos), por eso los microorganismos de cada individuo se consideran parte del cuerpo. Se describen concentraciones muy elevadas de bacterias a nivel de la piel, de la cavidad oral y del tracto intestinal y urogenital.