Gregorio Varela, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU-San Pablo y responsable de su Grupo de Investigación en Nutrición y Ciencias de la Alimentación, presidente de la Fundación Española de la Nutrición y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), fue elegido el pasado 27 de noviembre académico correspondiente de la Real Academia de Farmacia de Galicia durante un acto que se celebró en el Antiguo Hospital de San Roque, en Santiago de Compostela, sede de la institución. El recipiendario leyó el discurso de ingreso «Retos de la nutrición en el siglo XXI ante el envejecimiento poblacional».
Varela partió de la base de que los problemas relacionados con la nutrición, al igual que sucede con la geriatría, han recibido atención muy escasa, tanto por parte de los sistemas sanitarios españoles y de otros países como por las estructuras académicas habituales. Y todo ello a pesar de que las las proyecciones de población de Naciones Unidas para el año 2050 estiman que España será el tercer país más viejo del mundo, con más de un 30% de población mayor en ese año. Asimismo se está produciendo un evidente envejecimiento de las personas de más edad. El envejecimiento en España se caracteriza, además, por una marcada feminización del mismo.
«Podemos afirmar sin dudar que, mientras en los países menos desarrollados son los niños los que más padecen desnutriciones, en los llamados desarrollados son las personas de edad las más afectadas y vulnerables. El Estudio Plenufar 3, liderado desde las oficinas de farmacia, en el que se concluía que aproximadamente un 25% de nuestros mayores de 65 años se encontraban en situación de desnutrición diagnosticada o en riesgo de padecerla. Mucho más recientemente, hemos finalizado la primera fase del Estudio Nuphyco, en personas mayores de 70 años, llevado a cabo en ciudades españolas de diferente localización, con resultados cuando menos aún más preocupantes: un 33,9% de las mujeres participantes se encontraban con desnutrición diagnosticada o en riesgo de padecerla, por un 18,8% en el caso de los hombres. Y esta misma población también presentaba un inadecuado estado de hidratación, que alcanza al 36,1% de la población femenina, y a un 31,3% de la masculina. O proyectos de referencia clásicos como el Estudio Séneca o el Healtsense que, entre otras lecciones, nos demostraron la problemática del estado en vitamina D en las personas mayores, o la importancia de mantener el apetito y una elevada densidad nutricional en la dieta para mantener un suficiente peso corporal. Enseñanzas que, transcurridas varias décadas, siguen siendo en gran medida asignaturas pendientes, como hemos demostrado muy recientemente en el Estudio Anibes en población española».
A partir de ahí, el académico planteó una reflexión: «¿Nos podemos permitir esta situación en un país avanzado en muchos aspectos, solidario y que busca la equidad, como el nuestro? Creemos honestamente que no, y por ello supone una verdadera revolución pendiente en el siglo XXI, y más en la mujer mayor, que debe considerarse como objetivo prioritario de actuación. Afortunadamente, la nutrición, conjuntamente con estilos de vida saludables, constituye uno de los sistemas de intervención más efectivos, ya que puede llegar a garantizar un adecuado envejecimiento. Conseguimos tener una esperanza de vida muy larga, pero sin la calidad funcional de otras etapas de la vida, en definitiva. No se trata ya de añadir años a la vida sino vida a los años. La nutrición juega un papel potencial muy importante: bien sea ayudando a preservar las funciones de tejidos y órganos en el proceso biológico del envejecimiento, bien sea tratando de prevenir patologías que frecuentemente se asocian al problema del envejecimiento».
Varela concluyó su intervención señalando los nuevos retos que afronta la sociedad española en relación a su envejecimiento. «La alimentación y la nutrición deben ofrecer soluciones a las personas mayores en la pérdida de sus capacidades sensoriales, en la problemática de la deshidratación que en muchas ocasiones puede agravarse por la polifarmacia o un entorno social no amable para que el mayor pueda mantener sus hábitos alimentarios y goce de una seguridad alimentaria, principalmente en las grandes ciudades», consideró.