La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) prosigue con su serie en la que recuerda a los académicos más notables de su centenaria historia con otro de sus personajes ilustres: el médico, historiador y pensador Pedro Laín Entralgo (1908-2001). Grandes figuras de la ciencia y el pensamiento de alcance internacional que dejaron su impronta en la institución y que la actual Junta de Gobierno quiere agradecer, reconocer y reivindicar, en el convencimiento de que quien no tiene memoria, no tiene futuro. La selección de estos selectos académicos es fruto de la investigación llevada a cabo para la publicación del «Libro del Centenario» de la Real Academia, editado hace ya tres años.
Laín Entralgo fue reconocido como académico de la Real Academia en 1953, y los Anales de la institución recogen sus trabajos académicos entre 1945 y 1962. Destacan el discurso de inauguración del curso académico 1953-1954, «La medicina en la historia del hombre», y «La espera y la esperanza en el pensamiento cristiano», dos estudios de marcado carácter humanista que el académico leyó en Barcelona cuando ya era rector de la Universidad Complutense de Madrid y que preceden a dos de las primeras obras de referencia de su extensa bibliografía: «Historia de la Medicina (Medicina moderna y contemporánea)», editada en 1954, y «La espera y la esperanza. Historia y teoría del esperar humano», publicada por la «Revista de Occidente» en 1957.
Nacido en Urrea de Gaén (Teruel) en 1908, Laín Entralgo estudió en la Universidad de Valencia, se licenció en Ciencias Químicas y se doctoró en Medicina. Decidido a seguir una carrera docente e investigadora obtuvo la cátedra de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, de donde fue elegido rector en 1951. Ocupó el cargo hasta 1956. Fue también elegido académico de la Real Academia Nacional de Medicina (1946), La Real Academia Española de la Lengua (1954) y la Real Academia de la Historia (1964). Ya en 1989 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y, en 1991, el Premio Internacional Menéndez Pelayo, galardones que reconocen su vasta trayectoria profesional e investigadora.
Profundo conocedor de amplios campos del saber escribió desde crítica teatral en la «Gaceta Ilustrada» a obras de pensamiento que marcaron una época como su recordada «España como problema», donde retoma el debate sobre España iniciado por la generación del 98. En el ámbito médico destacan sus trabajos sobre la medicina en la Grecia clásica, su historia y teoría de la historia clínica y sus trabajos sobre Santiago Ramón y Cajal. Además, coordinó una monumental «Historia Universal de la Medicina» (1972-1975) en la que participaron no sólo todos los especialistas españoles, sino renombrados historiadores de la medicina extranjeros. Asimismo, escribió obras de referencia sobre antropología filosófica y religión.