Lorenzo Gascón, académico de honor de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), ha participado en la Conferencia Internacional que la Academia Mundial de las Artes y las Ciencias (WAAS), de la que también es miembro, ha celebrado en Podgorica (Montenegro) entre los pasados 16 y 18 de mayo con el trabajo «An arduous and essential task: coexistence and integration». Las sesiones se centraron en la aceleración de la historia que conlleva la globalización, con un desarrollo tecnológico hasta ahora desconocido y unos cambios sociales y culturales también sin precedentes.
En esta línea, el académico de la RAED aborda en su trabajo uno de los principales problemas que afronta Europa: la crisis de la inmigración ilegal y la integración social, laboral y cultural de estos inmigrantes en los países de acogida. «En los últimos años, la orilla norte del Mediterráneo se encuentra bajo una creciente presión causada por el flujo migratorio sin precedentes de África y Oriente Medio. Se deberán hacer grandes esfuerzos, se están haciendo, para garantizar una correcta convivencia de millones de personas de diferentes orígenes que se hayan establecido en Europa o tengan la intención de hacerlo», inicia el académico su reflexión tras enumerar los principales flujos migratorios de la historia entre ambas orillas.
Para Gascón, los recientes conflictos en diversos países de Oriente Medio y el Magreb y el desequilibrio demográfico y de riqueza en las regiones mediterráneas han comportado unas olas migratorias para las que ni los países de la ribera norte ni las instituciones específicas como la Unión por el Mediterráneo, con sede en Barcelona, estaban preparados. «Hasta ahora se había llevado a cabo un trabajo extenso y eficaz para analizar los problemas de adaptación e integración derivados de las grandes migraciones de los últimos 30 años. La enseñanza del idioma local, el estudio de los problemas relacionados con la coexistencia de diferentes culturas y religiones y muchos otros aspectos deberían generar aceptación mutua y la adopción de personas de otros orígenes…». Ahora, para el académico, todo ello parece resultar insuficiente.
«La migración controlable y controlada sería ideal. La llegada de migrantes cualificados, dispuestos a aprender el idioma local e integrarse dentro de la sociedad receptora, seguramente serían bienvenidos. Pero eso es, por desgracia, una ilusión. De ahí el surgimiento de movimientos populistas que proclaman la pérdida de la identidad cultural y nacional. Los prejuicios son frecuentes y van en aumento. La necesidad de políticas migratorias comunes y coherentes dentro de la Unión Europea parece ser obvia. Sin embargo, la realidad también es diferente en este punto. La dicotomía entre globalización y nacionalismo es algo que no podemos ignorar y que es difícil de resolver. Aunque es difícil de admitir, el futuro de la Europa en la que hemos crecido está en crisis. Todos debemos hacer un esfuerzo para encontrar soluciones a la situación actual. Soluciones que hasta ahora han eludido nuestros políticos. Porque la convivencia en el mundo en que vivimos está en juego», concluye.