Enrique Tierno, académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), repasa en la conferencia «La escisión de la Historia», que presentó en el III Acto Internacional de la RAED, el origen de la Historia como ciencia, más allá del mero relato de corte moral o heroico de la Antigüedad. Tierno sitúa este punto en el Renacimiento, con algún antecedente destacable. «Es entonces cuando el criterio de verdad comienza a imponerse en el estudio de la Historia -señala-. Hasta entonces y durante las Edades Antigua y Media encontraremos habitualmente a la Historia como historia de historias, a manera de recopilaciones con el añadido de un mensaje moral. Como método, tendremos que esperar hasta el Renacimiento».
El académico asegura que los descubrimientos y la tecnología están detrás de esta transformación de la Historia en ciencia. «Debemos destacar la función que desempeña la nueva cartografía resultante de los descubrimientos geográficos, emparejados a un gran desarrollo mercantil y político. En todo el proceso encontramos la exigencia de verosimilitud al tener que manejar datos concretos y verificables», argumenta.
Esta transformación encumbrará el principio de veracidad y hará que la Historia se convierta en una sucesión de acontecimientos guiados por el nuevo concepto causa-efecto que guiará a los nuevos gobernantes. «En el Renacimiento, lentamente, la Historia se transforma en documentación de la verdad, creando en el imaginario europeo una noción indeleble basada en una relación histórica causa-efecto: se entienden las situaciones históricas del momento presente en función de la verosimilitud del desarrollo histórico anterior. De esta manera el retrato histórico sólo se descifra en función de la veracidad con que se conoce lo ocurrido hasta entonces», explica el académico.
Hoy en día, concluye Tierno, la Historia ha perdido ese carácter de avalista en favor de la relativización, interpretación y contextualización de los hechos históricos. «A medida que van acumulándose en los datos que avalan el conocimiento histórico va aumentando el número de interpretaciones alternativas, dando lugar a unas verdades absolutas en cuanto a datos verificables y unas verdades relativas en cuanto a su interpretación. De esta manera la verdad queda supeditada al marco interpretativo que establece el historiador y la verdad queda relegada a un segundo plano como eje de la Historia. La suma de interpretaciones sustituye al relato tradicional y queda abierto el camino a la posverdad. De esta manera aparece la especulación histórica basada en un desplazamiento de la verdad y en una multiplicidad de posibles interpretaciones. Estamos asistiendo a un proceso de relativización», considera.