Miquel Ventura, director de proyectos de la Fundación Pro Real Academia Europea de Doctores, presenta a la comunidad académica los informes de actividad de las dos estaciones que el proyecto de observación y protección de la biodiversidad marina Silmar tiene instaladas en el litoral catalán, una en Barcelona y la otra en Castell-Platja d’Aro. Ventura es el impulsor de esta iniciativa, gestionada por la Unidad de Medio Ambiente y Ecología de la Fundación de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), que ha realizado un riguroso seguimiento del estado ecológico y comportamiento de la biodiversidad marina en estos dos puntos que presentan una de fuerte presión humana.
La estación de la Cima de Castell-Platja d’Aro-Baix Empordà-Girona ha registrado un período de estudio que se ha caracterizado por unas buenas condiciones del mar (poco oleaje y excelente transparencia del agua) y unas altas temperaturas ambientales tanto del aire como del agua marina en superficie, sobre todo durante los meses de mayo a octubre, dando lugar a un aumento muy significativo de la temperatura del agua marina, alcanzando 24 ºC. a 27 metros de profundidad en el mes de agosto. Este hecho ha borrado los límites típicos de la termoclina veraniega del mediterráneo occidental, la cual oscila entre los 15 y los 20 metros de profundidad con temperaturas de 14 a 16 ºC. Esto conlleva una alteración de los parámetros físicos y medioambientales del entorno marino con consecuencias muy muy significativas a tener en cuenta para los ecosistemas marinos litorales y su biodiversidad.
A criterio de los datos científicos obtenidos en los últimos 35 años, el mar Mediterráneo actualmente se comporta como un punto caliente en materia de cambio climático, según el estudio del grupo de investigadores valencianos del área de Meteorología de la Fundación Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, publicado en la revista «Pure and Applied Geophysics» con datos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA). En concreto, entre 1982 y 2016 la temperatura en el Mediterráneo subió una media de 1,27 grados, superando los dos grados en algunas zonas, poniendo en riesgo el desarrollo natural de la biodiversidad. Al calentamiento global, es un catalizador de fenómenos adversos que reducen la calidad de los hábitats y ecosistemas marinos, sumados a la contaminación, la sobrepesca y la pérdida de O2 de la columna de agua marina.
El informe Silmar 2022, al igual que el año pasado, las colonias de corales marinos que nos sirven como especies control (bioindicadores) de calidad del medio marino presentes en la estación de la Cima de Platja d’Aro, están en un 80% muy epifitadas (cubiertas por otras especies) o muertas y se han observado muy pocas colonias nuevas que puedan garantizar la viabilidad de este grupo de corales marinos que son fundamentales para mantener la biodiversidad. Así, el diagnóstico de este grupo de organismos coralígenos es parecido al de los últimos años: pólipos muertos, colonias epifitadas y corales de porte reducido y con poca vitalidad. La madrépora mediterránea, de la especie «Cladocora caespitosa», presenta el mismo patrón, aunque como está a más profundidad, resiste mejor los impactos y presiones.
Como se había ya documentado en anteriores informes Silmar de la estación de la Cima de Platja d’Aro, es muy probable que el calentamiento del agua marina ha nos ha llevado a un incremento de la mortalidad de las bentónicas presentes en esta zona marina y adaptadas a temperaturas más bajas. Otras especies marinas como el caracol rallado “Bivetiella cancellata” o la de la especie protagonista del mediterráneo, la Posidonia oceanica, fanerógama típica que alaberga a más de 1000 especies marinas siguen el mismo destino, todas sus poblaciones están en regresión, aunque la floración este año haya sido excepcional. En este sentido, del diagnóstico realizado también hay puntos positivos como es la elevada floración de la pradera de posidonia con densidades medias contabilizadas en 2022 de 131 flores/m2, batiendo ampliamente todos los récords históricos desde la creación de la estación en 2013.
Asimismo, se han podido observar nuevas colonias del coral blando mediterráneo de la especie «Eunicella singularis», el coral típico de aguas poco profundas, aunque ninguna mejoría de las colonias maduras control de esta gorgonia blanca. Este año 2022 hemos conseguido aumentar el número de especies observadas con 28 nuevas respecto al año pasado, lo que supone en la actualidad una biblioteca biológica (biodiversidad) de la zona con un total de 455 especies en sólo 600 m2 de zona submarina de estudio.
La Fundación Pro Real Academia, a través de su unidad de medio ambiente y ecología y con el objetivo de establecer acciones de conservación activa está trabajando en la promoción de un proyecto innovador para incentivar a la sociedad local, a los turistas y a los agentes litorales más importante a minimizar, reducir, recuperar, reciclar y reutilizar los residuos plásticos que llegan al medio marino.
Finalmente, la puntuación final de esta estación para el año 2022, a partir de cálculos y ponderación de 10 parámetros distintos, pero interdependientes, es de 6,73 sobre 10.
En relación a la Estación en la Mar Bella de Barcelona, la Fundación RAED, bajo el liderazgo de Miquel Ventura, también ha presentado su informe anual, que este año ha incorporado una nueva actividad para concienciar de la necesidad de mantener un patrimonio marino sano: el acercamiento al colectivo de pescadores de la zona con el objetivo de conocer la realidad de un sector en crisis que explota un ecosistema marino alterado por la actividad de la ciudad, la contaminación y el aumento de las temperaturas globales.
En las observaciones realizadas a lo largo del año en la estación de la Mar Bella de Barcelona cabe resaltar la presencia de dos nuevas especies invasoras, por un lado, el alga verde de la especie «Codium fragile», proveniente del océano pacífico y detectada en el Mediterráneo desde los años 60 del siglo pasado, y la esponja invasora de la especie «Paraleucilla magna», un porífero de composición calcárea muy frágil de color marfil que puede medir hasta 8 centímetros. En la estación Silmar de la Mar Bella se han detectado ocho especies invasoras: tres algas y cinco invertebrados. El hecho de que una especie foránea y/o invasora se asiente en esta zona del litoral barcelonés, puede afectar a otras todas las zonas marinas adyacentes y, con el tiempo, a toda la costa como ya ha sucedido con algunas especies de crustáceos y organismos del plancton que ya residen en estas aguas y que están desplazando a las especies autóctonas hasta hacerlas desaparecer. El número de especies marinas observadas en la estación Silmar de la Mar Bella desde el año 2018 al 2022 ha ascendido a 312 en 760 m2 de zona de muestreo submarina.
La diagnosis ecológica y medioambiental en la estación Silmar de la Mar Bella de Barcelona durante el período 2022 ha constatado que Barcelona y su conurbación generan una huella ecológica media es elevadísima, alcanzado las 4,3 hectáreas globales /año (Gha) y ello es debido a los impactos y presiones que se manifiestan en Barcelona en forma de contaminación del aire, del agua, de la frecuentación humana, el calentamiento global, la extracción de recursos naturales y pérdida de biodiversidad. Esto demuestra que el modelo de desarrollo adoptado por nuestra sociedad es insostenible y tiende a colapsar a medio plazo, tal como predijo el informe “En los límites del crecimiento” publicado por el Club de Roma y el MIT en el año 1972.
La puntuación final en estación es de 5,65 sobre 10 y, como en el caso de la estación de la Cima de Castell-Platja d’Aro-Baix Empordà-Girona, la Fundación RAED presentará los resultados a las administraciones públicas locales, junto con los planes de acción para impulsar, enseñar y motivar cada vez más a la sociedad a ser más respetuosa y activa con la conservación de la naturaleza y el mar.