Francesc Torralba, director de la Cátedra Ethos de Ética Aplicada de la Universidad Ramon Llull y de la Cátedra de Pensamiento Cristiano del Obispado de Urgell, miembro del Dicasterio de Cultura y Educación de la Santa Sede y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), abrió el pasado 30 de enero la Cátedra de Arte Sacro de la Universidad de Monterrey (México), con la charla inaugural «La vulnerabilidad del mundo. Descifrar la crisis global», en la que reflexionó sobre la importancia, especialmente en estos momentos de especial vulnerabilidad económica, social y de salud, de huir de la indiferencia imperante para acudir al auxilio del prójimo.
«El ser humano es un ser frágil, que se quiebra. Un ser que puede caer, y de hecho cae, no solo en el sentido físico -tropezamos, caemos- sino en el sentido moral también: nos equivocamos, erramos. Por eso necesitamos procesos de regeneración, de reconciliación, de restauración. El cuidado requiere atención, requiere disponibilidad. Y cuidado requiere olvidarse de uno mismo y estar dispuesto a ofrecerse al otro. Cuidar de alguien es, en primer lugar, romper la indiferencia: me importa cómo estás, me importa lo que te pasa, me importa lo que sientes», explicó Torralba en unas declaraciones recogidas por el portar digital mexicano Azturismo.
El académico clamó por retomar las relaciones humanas y un ritmo pausado que la actualidad ha arrebatado al ser humano, dificultando la atención a los demás. Y se congratuló de que la solución a esta realidad está en la mano de cada uno, es cuestión de simple voluntad y autocrítica. «Tenemos un sinfín de posibilidades. De hecho, yo creo que en eso consiste el cuidado: responder a estas necesidades, pero desarrollar sus posibilidades. Y esa posibilidad cuidada puede adquirir una madurez que luego se convierte en un talento que dé mucho fruto a la sociedad», concluyó.
Constituida en 1998, la Cátedra de Arte Sacro brinda un foro en donde, además de promover el arte sacro, se educa a sacerdotes, seminaristas y público en general para cuidar y conservar el patrimonio del arte religioso. En la que ya ha sido su 42.ª edición, se ha celebrado para el título genérico de «Reavivando el espíritu, restaurando el espacio». A distintas ponencias se sumó la presentación del libro «Florencia Infante o la Infancia Florecida», de José Antonio Merina, que esboza el trabajo filantrópico de Florencia Infante de Garza, presidenta y fundadora de la Cátedra.