Camil Andreu Castelo-Branco
Catedrático de Obstetricia y Ginecología en la Universidad de Barcelona, coordinador de Docencia del Hospital Clínic de Barcelona y académico de número de la Real Academia Europea de Docotres-Barcelona 1914 (RAED)
Camil Andreu Castelo-Branco, doctor en Ginecología y Obstetricia, ingresó como académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), durante una solemne sesión que se celebró en la sede de la Real Corporación el pasado 23 de marzo. El acto pudo seguirse tanto de forma presencial como en streaming a través del canal de YouTube de la RAED, donde puede visionarse. El recipiendario leyó el discurso de ingreso «La salut sexual en dones sobrevivents a un càncer de mama». Le respondió, en nombre de la Real Academia, el académico supernumerario Xavier Iglesias Guiu.
Catedrático de Obstetricia y Ginecología en la Universidad de Barcelona y coordinador de Docencia del Hospital Clínic de Barcelona, el nuevo académico inició su intervención destacando la incidencia que tiene el cáncer de mama entre la población actual, hasta el punto en que se considera el cáncer más prevalente en el mundo y el segundo más común y de mayor incidencia entre las mujeres. En el año 2020 hubo 2,3 millones de mujeres diagnosticadas con cáncer de mama y según las últimas estadísticas realizadas por reconocidos centros internacionales, un 12,9% de mujeres sufrirá esta enfermedad a lo largo de su vida.
La buena noticia que apuntó Castelo-Branco es que las tasas de supervivencia del cáncer de mama han aumentado drásticamente, hasta el 90,3% en los últimos cinco años en España. Aunque cada día van apareciendo nuevos retos en relación con las mujeres que padecen cáncer de mama y la medicina ya no se centra exclusivamente en su supervivencia, sino también en su calidad de vida a largo plazo. «El diagnóstico y el tratamiento del cáncer tiene un impacto importantísimo en cada dimensión de la calidad de vida y el bienestar, y la sexualidad no es una excepción», señaló el nuevo académico, apuntando que son numerosas las disfunciones sexuales que sufren estas pacientes y que afecta a entre un 40% y un 80%.
En este sentido, Castelo-Branco apuntó el papel de las diversas terapias que intervienen en el tratamiento de este tipo de cáncer para minimizar las consecuencias que acabe teniendo en la vida sexual de las pacientes, desplegando para ello un modelo de evaluación del grado de afectación y una serie de rutinas y protocolos que pueden ser útiles para conseguir estos efectos que repercutirán en la futura calidad de vida de estas mujeres.
«Es obvio que el impacto del cáncer de mama en la vida sexual de las pacientes debe ser evaluado de forma rutinaria en la práctica clínica, siendo de gran interés poder disponer de una escala validada para evaluar específicamente a pacientes con neoplasia. Esta escala debería incluir todas sus dimensiones y también debería evaluar otros aspectos de la sexualidad más allá del coito vaginal e incluir aspectos psicológicos de la función sexual. Por último, la escala utilizada ha de ser sencilla y práctica de completar y tenerse en cuenta en diversas visitas para evaluar la efectividad del tratamiento o las estrategias utilizadas», señaló el académico.
«Es urgente diseñar estudios de calidad con el fin de proporcionar un tratamiento eficaz para la disfunción sexual a las supervivientes en el cáncer de mama. Teniendo en cuenta la naturaleza multifactorial de la disfunción sexual y su impacto en diversos aspectos de la calidad de vida de las pacientes, las opciones de tratamiento adecuadas pueden resultar de la combinación de estrategias farmacológicas y psicológicas. Hay que considerar el uso de humectantes vaginales junto con sesiones psicológicas enfocadas específicamente a aspectos sexuales para pacientes y sus parejas. Además, incluir estímulos mecánicos (vibradores, dilatadores) en las opciones de manejo puede ser de gran ayuda para estas pacientes», concluyó.