Ignacio Buqueras
Académico de número de la Real Academia de Doctores de España, presidente del Comité Ejecutivo del Homenaje Universal al Idioma Español y de la Asociación para la Difusión y Promoción del Patrimonio Español, presidente de honor de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores y académico de número de la Real Academia de Doctores de España y de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Ignacio Buqueras, presidente de la Asociación para la Difusión y Promoción del Patrimonio Español (Adiproe) y académico de número de la Real Academia de Doctores de España y de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «2022, año de la sociedad civil». Economista y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, Buqueras es empresario y directivo de otras destacadas organizaciones civiles como el Club Siglo XXI, la Real Liga Naval Española, el Panel Cívico o la Plataforma de la Sociedad Civil G2020. Es asimismo consejero de la Organización de Consumidores Españoles, miembro del Capítulo Español del Club de Roma, caballero del Monasterio de Yuste y miembro de mérito de la Fundación Carlos III, entre otras.
2022, año de la sociedad civil
El 2022 debe ser el año de la sociedad civil. Debemos terminar, cuanto antes mejor, con la inseguridad política, económica, social, sanitaria… que estamos viviendo/sufriendo, muy especialmente estos dos últimos años. La sociedad civil debe dar un firme paso al frente. Para ello, es imprescindible y urgente que, superando personalismos, egoísmos, envidias…, se aúnen de una vez por todas voluntades y esfuerzos. Para ello debe existir un objetivo claro, viable, motivador y potente. Considero que muchos millones de españoles coincidirán conmigo en que este actualmente no puede ser otro que el cambio de Gobierno. Hoy, mejor que mañana. Italia puede sernos un excelente referente. La solución Draghi podría ser un ejemplo para España. Nuestra Constitución y nuestra legalidad lo posibilitan.
Nuestra sociedad civil estos últimos años ha avanzado. Por primera vez en España se ha celebrado el primer Congreso Nacional de la Sociedad Civil. Convocado por Sociedad Civil Ahora, se celebró los días 27 y 28 de febrero del 2020 en el Real Casino de Madrid. En él intervinieron cerca de 130 ponentes de gran categoría, alrededor de 1.200 asistentes, y varias decenas de miles online. El libro «Repensar España», que entregamos a SM el Rey, recoge las intervenciones que se produjeron y las conclusiones que se aprobaron. El segundo Congreso Nacional tuvo lugar en el Ateneo Mercantil de Valencia el pasado 29 de septiembre. Con resultados similares al anterior y también con fuerte proyección mediática. El libro «Relanzar España» aparecerá en breve como testimonio vivo del mismo.
El sector de la sociedad civil se está moviendo con fuerza. Recientemente ha nacido Neos con el impulso de la Fundación Valores y Sociedad y la Fundación Villacisneros. España Cívica hace pocas fechas ha dado a conocer los II Premios España Cívica. Podríamos continuar enumerando otros entes destacados de la sociedad civil.
Víctor Pérez Díaz, uno de los más importantes y acreditados estudiosos sobre la sociedad civil, escribió en 1986 en el prólogo de su libro «El retorno de la sociedad civil»: «Hay que recordar que el impulso fundamental para la salida del franquismo hacia la democracia liberal ha procedido de la sociedad civil. La erosión del régimen anterior tuvo lugar en el terreno de la sociedad: en las consecuencias directas del crecimiento económico y de las transformaciones culturales, de la Iglesia, los círculos profesionales e intelectuales y el público en general».
Si esto fue así, lo que no ponemos en duda, debe ser la sociedad civil la que nos permita avanzar en la profundización de la participación y la democracia, y esto debemos hacerlo desde el respeto a la Constitución, nuestro marco de convivencia y de futuro común. Debemos promover su conocimiento, defender su cumplimiento y trabajar para que sus principios tengan su adecuado reflejo en nuestra sociedad.
Desde la Fundación Independiente, en la que he tenido destacadas responsabilidades desde 1992, y que he presidido desde 1995 hasta diciembre de 2016, excepto entre 2004 y 2007, hemos trabajado, como se expone en nuestra Declaración, «por la regeneración ética de España»; por la revitalización de las estructuras básicas de la sociedad; por la recuperación de la familia, institución que, superando determinadas posturas contrarias a la esencia del matrimonio, renueva su carácter básico, robusto y vertebral en los países más desarrollados; por el fortalecimiento del asociacionismo en todos los ámbitos sociales, empresariales, culturales, sindicales…; porque las mujeres, los jóvenes, los ancianos, los disminuidos físicos, superen su situación de simples sujetos pasivos de actuaciones tecnocráticas, mejor o peor intencionadas, y se hagan, en la frase del poeta, «arquitectos de su propio futuro».
Lo hemos dicho muchas veces, pero lo reiteramos una vez más: debemos revitalizar la sociedad española, vertebrarla en libertad, devolverle el protagonismo consustancial con la responsabilidad y promover la idea antigua, pero vigente, de que es precisa más sociedad y menos y mejor Estado.
Me permito recordar el artículo 6 de nuestra Constitución: «Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos». Me permito preguntar: ¿cuántos de nuestros partidos políticos cumplen el artículo 6 de nuestra Carta Magna?, ¿qué hacer?, ¿qué ejemplo nos dan?
Concluyo reiterando el decálogo que presenté en la conferencia que pronuncié en el Salón de Actos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas para el XLV Curso de Altos Estudios Internacionales de la Sociedad de Estudios Internacionales en 1999. Los principios que propongo para la defensa, el fortalecimiento, la potenciación y la proyección de la sociedad civil son:
- Los ciudadanos/as deben ser los verdaderos protagonistas de la democracia.
- Los estados precisan de una verdadera reconstrucción democrática, sustentada en los ciudadanos.
- La reconstrucción de la vida pública se cimentará en una decidida educación para la participación política.
- La educación para la participación política debe hacer especial hincapié en los derechos y las obligaciones individuales, en un ambiente de pleno respeto a todas las libertades, especialmente a la libertad de expresión; lo que debe conducir al fortalecimiento de los derechos inviolables de la persona y de los valores de la vida en comunidad.
- La descentralización política y administrativa; la modernización del Congreso, el Senado y el Gobierno; la democratización de los partidos políticos; la verdadera representatividad de diputados y senadores, elegidos en cada circunscripción por su personalidad y no sólo por las siglas del partido al que pertenecen; la plena vigencia de las comunidades autónomas y el reconocimiento de la naturaleza multiétnica y pluricultural de nuestra sociedad, dentro del respeto de los inmigrantes a los valores básicos de la sociedad de acogida, deben ser objetivos insoslayables a defender.
- El Estado necesita de una reconstrucción democrática bajo unos principios de austeridad, responsabilidad y profundas convicciones éticas.
- Precisamos de una ética de la responsabilidad basada en las propias convicciones.
- Nuestro futuro democrático se cimentará en un humanismo integral.
- Debemos promover un gran cambio: el de la civilización de la guerra por la civilización de la paz, que debe cimentarse en el permanente ejercicio de los principios de justicia, libertad, igualdad de oportunidades y solidaridad.
- La educación, el cambio de determinadas costumbres y la creación de instituciones fundadas en los principios democráticos son premisas necesarias para impulsar la libertad.
Observarán que en este decálogo de principios, la educación está expresamente referenciada en tres puntos, pero implícitamente, con más o menos énfasis, está en casi todos. Coincido con los que desde hace muchos años piensan y defienden que en la educación está la solución de muchos problemas que aquejan al ser humano, y por tanto a nuestra sociedad. Todo esfuerzo, todo sacrificio que hagamos a favor de una educación de calidad y en valores para todos, siempre será poco. Un pacto por la educación es imprescindible y urgente.
Los medios de comunicación social, y muy especialmente las redes sociales por su importancia creciente evidente en nuestra sociedad, especialmente para las nuevas generaciones, precisan, con urgencia, desde unos principios éticos responsables, una profunda reconversión. Deben jugar un papel importante y sumar esfuerzos junto a la sociedad civil para que España, en el año que acabamos de iniciar, 2022, dé un paso al frente para iniciar una nueva etapa en la que la Constitución, la legislación vigente, la unidad de España y la monarquía parlamentaria, sean pilares esenciales en la construcción de nuestro futuro. La sociedad civil, nuestra ciudadanía, puede y debe actuar con decisión y firmeza. Debemos aunar voluntades.