Francisco González de Posada
Catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina y de la Real Academia de Doctores de España, presidente de la Academia de Ciencias, Ingeniería y Humanidades de Lanzarote y académico de honor de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Francisco González de Posada, catedrático de Fundamentos Físicos de la Universidad Politécnica de Madrid, académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina, presidente de la Academia de Ciencias, Ingeniería y Humanidades de Lanzarote y académico de honor de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), ingresó el pasado 15 de septiembre en la Real Academia de Doctores de España (RADE) como académico de número en una solemne sesión que se celebró de forma presencial en el Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid. El recipiendario, que se adscribirá a la Sección de Ingeniería, leyó el discurso de ingreso “Automática, una ciencia nueva concebida por Torres Quevedo: su historia”.
Doctor en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, en Teología, en Filosofía, en Sociología, en Medicina y en Filología Hispánica, el nuevo académico de la RADE rememoró el papel de este científico cántabro de finales del siglo XIX y principios del siglo XX en el desarrollo de las primeras máquinas algebraicas, antecedente de los actuales computadores. En su discurso de ingreso a la RAED, González de Posada ya abordaba la figura de Leonardo Torres Quevedo, aunque en un ámbito más concreto.
“Los estudios y aportaciones de Torres Quevedo en este campo de las máquinas analógicas se sitúan en la fase denominada de tipo mecánico. Tanto sus concepciones teóricas como sus creaciones tecnológicas se basan en la cinemática de mecanismos de modo que establece relaciones entre los valores simultáneos de los desplazamientos o giros realizados por varios móviles; la máquina establece entre las variables las relaciones expresadas por las fórmulas matemáticas”, señalaba entonces.
Para Gonzáles de Posada, Torres Quevedo fue un excepcional inventor y sus máquinas algébricas ocupan un lugar preeminente en la historia de la computación en esta fase mecánica que concluyó definitivamente con la aparición de las computadoras electrónicas ya entrado el siglo XX. Además, fue un investigador y teorizador fundamental para el desarrollo de la computación, como demuestra su estudio “Ensayos sobre automática. Su definición. Extensión teórica de sus aplicaciones”, una obra pionera y fundamental en la historia del pensamiento automático y, por extensión, informático.
Más allá de las máquinas de cálculo, incluida una máquina pionera que jugaba al ajedrez, Torres Quevedo destacó también por la creación de transbordadores electromecánicos para salvar desniveles o cursos de agua como medios de transporte y dirigibles que marcaron una época en la España de esos inicios del siglo XX, como recordó el nuevo académico de la RADE en su ceremonia de ingreso.