Maria Àngels Calvo
Catedrática de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona y académica de número de la Real Academia de Medicina de Cataluña, de la Real Academia de Farmacia de Cataluña, de la Academia de Ciencias Veterinarias de Cataluña, de la Real Academia de Doctores de España y de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)

Escrito elaborado a petición de la Academia de Ciencias Veterinarias de Cataluña y remitido a los académicos de la misma y a todos los colegiados en alguno de los colegios de veterinarios de Cataluña

El concepto «Una sola salud» fue introducido a comienzos de la década de 2000, con el deseo de resumir en muy pocas palabras un hecho reconocido hacía más de cien años: la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten. La Organización Mundial para la Salud Animal (OIE) apoya y aplica este enfoque como un planteamiento colaborativo global para afrontar la salud humana y la sanidad animal, respecto a los animales domésticos o silvestres y los ecosistemas.

Las enfermedades de origen animal a las que el hombre es sensible, como la influenza aviar, la rabia, la fiebre del Valle del Rift o la brucelosis representan riesgos de ámbito mundial para la salud pública. Otras enfermedades de transmisión esencialmente de persona a persona circulan en animales o tienen un reservorio animal identificado y pueden causar graves crisis sanitarias como ha quedado plenamente de manifiesto en la epidemia causada por el virus del Ébola y la actual pandemia originada por el SARS-CoV-2. Estos riesgos se acentúan con la globalización y los cambios climáticos, que multiplican las oportunidades para que los patógenos colonicen nuevos territorios y evolucionen bajo nuevas formas.

Según la OIE, en la actualidad se estima que el 60% de las enfermedades de etiología infecciosa que afectan al hombre son zoonóticas. Como mínimo el 75% de los agentes patógenos de enfermedades infecciosas emergentes del ser humano son de origen animal. Cada año aparecen cinco nuevas enfermedades que afectan al hombre, de las cuales tres son de origen animal. Asimismo, cabe destacar que el 80% de los agentes patógenos que pueden utilizarse con fines de bioterrorismo son zoonóticos.

El control de todos los patógenos zoonóticos (transmisibles del animal al hombre y viceversa) en su origen animal es la solución más eficaz y más económica para proteger al hombre. Por consiguiente, la protección de la salud pública debe basarse en la elaboración de estrategias mundiales de prevención y control de patógenos, coordinadas en la interfaz animal-hombre-ecosistemas y aplicables a nivel mundial, regional y nacional mediante la implementación de políticas adecuadas.

Los servicios veterinarios, incluidos sus componentes públicos y privados, tienen un papel esencial en la elaboración e implementación de políticas de gestión de los riesgos sanitarios. Protegiendo la sanidad y el bienestar animal, los servicios veterinarios contribuyen a mejorar la salud humana. También debemos considerar su papel indiscutible en el control de la seguridad alimentaria y por consiguiente de la inocuidad de los alimentos.

El concepto «una salud» implica un punto de mira destinado a diseñar y aplicar programas, políticas, leyes e investigaciones en el que especialistas en diversos ámbitos, colaboren con el fin de lograr una correcta salud pública. Las bacterias, los hongos, los parásitos y los virus afectan tanto a animales como a humanos cuando unos y otros conviven en un mismo ecosistema. Los esfuerzos de solo un sector no pueden prevenir o eliminar el problema. Los profesionales de diversas especialidades que desarrollan una labor activa en diferentes sectores, como la salud pública, la salud animal, la salud vegetal y el medio ambiente deben unir sus fuerzas para apoyar la realidad definida como «una salud».

Asimismo y con el fin de prevenir y detectar brotes de zoonosis y problemas de contaminación de los alimentos y responder ante ellos, los distintos sectores deben compartir los datos epidemiológicos y de laboratorio. Los funcionarios gubernamentales, los investigadores y los profesionales de todos los sectores de ámbito local, nacional, regional y mundial deben responder de manera conjunta a las amenazas sanitarias.

La OMS colabora estrechamente con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) para promover respuestas multisectoriales a los peligros en materia de inocuidad de los alimentos, los riesgos de zoonosis y otras amenazas para la salud pública en la interacción entre seres humanos, animales y el ecosistema y proporcionar orientaciones sobre el modo de reducir estos riesgos. Debemos recordar que ya Louis Pasteur decía: «El médico se ha ocupado históricamente de cuidar del hombre y el veterinario lo ha hecho de la humanidad».

La labor del veterinario incluye en primer lugar su responsabilidad de liderar la lucha por la erradicación de enfermedades epizoóticas y zoonóticas de gran importancia sanitaria tanto por su propagación, clínica y desenlace, como por su repercusión económica. En este sentido, recientemente el director general de la FAO ha requerido a las autoridades de los diversos países la incorporación de veterinarios, como especialistas en sanidad animal, en la prevención y control de la pandemia originada por el SARS-Cov-2, en el contexto de «una salud». Los veterinarios son personal sanitario, pero no han sido requeridos para formar parte de los equipos responsables del control de la actual pandemia, a nivel estatal, a diferencia de lo acaecido en otros países europeos.

En España se cifra en casi 40.000 el número de veterinarios, que se distribuyen en varios sectores. Una parte, en el sector primario, ganadería y acuicultura, para proporcionar a la población alimentos seguros. Otro número importante de veterinarios dedica sus esfuerzos a velar por la salud, la correcta alimentación y el bienestar de los animales, mejorando sus producciones para que sean seguras, rentables y sostenibles. También ocupan un papel destacado en la cadena alimentaria protegiendo la seguridad de los alimentos mediante la inspección y control sanitario en mataderos, industrias alimentarias y establecimientos de venta al consumidor final, como en comercios minoristas y restauración colectiva.

Sin duda, una de las funciones en que más se identifica al veterinario es en los centros clínicos, cuidando la salud de las mascotas, previniendo sus enfermedades y curando sus patologías, desarrollando su labor en centros de atención primaria que deben ser considerados como integrantes de la red de vigilancia epidemiológica.

Cabe citar también el papel de los veterinarios en medicina y cirugía de animales de deporte y ocio, en laboratorios de análisis y en centros de investigación. En éstos últimos es de justicia destacar su colaboración en la incesante búsqueda para obtener y validar, entre otras, vacunas para prevenir el SARS-CoV-2, así como su activa participación en los ensayos de nuevos fármacos y de nuevas aplicaciones de otros que ya forman parte del arsenal terapéutico actual. También debemos recordar su imprescindible presencia en el control aduanero y en puestos de inspección fronteriza, así como en la gestión y recuperación de fauna silvestre, y en la protección del medio ambiente. Sin duda una de las funciones del veterinario, que forma parte de su razón de ser es la prevención, controlando y erradicando la aparición de enfermedades zoonóticas.

La profesión veterinaria ha asumido un compromiso histórico que se resume en el lema que aporta en su escudo: «Higia pecoris, salus populi» (la higiene de los animales es la salud humana). Con el espíritu sanitario y de servicio, inherente a la razón de ser de la veterinaria, la Organización Colegial Veterinaria Española (OCV) ha constituido un grupo de trabajo integrado por científicos expertos en epidemiología, enfermedades infecciosas, microbiología e inmunología. El grupo de expertos tiene como principal función «asesorar sobre la evolución y el control de la pandemia y la relación del virus con personas y animales», atendiendo a la premisa de que los veterinarios son sanitarios que no sólo trabajan con animales, sino que tienen una gran experiencia en la gestión de epidemias, compartidas o no con las personas.

Indican que «por su trabajo diario y su actividad investigadora, los veterinarios saben bien cómo actuar ante las infecciones transmisibles. Conceptos como bioseguridad, control de movimientos o pruebas diagnósticas masivas forman parte de su día a día». La pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2 demuestra que sólo existe una salud y que la colaboración entre medicina, veterinaria y ecología es más necesaria que nunca. En este sentido, varios expertos reclaman que el comité científico que estudia cómo luchar contra la pandemia incorpore perspectivas ecológicas y veterinarias, ya que la salud de las personas guarda una gran dependencia con el estado de los ecosistemas y la biodiversidad.

«La premisa de ‘una salud’ es ahora mismo una necesidad absoluta para abordar la crisis. Este concepto quiere decir que no hay diferencias entre la salud de las personas, la de los animales y la del medio ambiente, porque están relacionadas entre sí. Si una falla, las otras también», ha afirmado Luis Alberto Calvo, presidente de la Organización Veterinaria Española (Colvet). La salud animal es fundamental para entender la aparición de este tipo de brotes víricos, pero ésta, según las premisas de una sola salud, se ve influenciada por el estado de la salud ambiental y la riqueza de los ecosistemas. La incorporación de una pluralidad académica a los comités científicos permite un planteamiento múltiple para controlar al virus desde todas sus perspectivas, así como entender su origen para evitar la aparición de nuevos brotes.

En el marco de la pandemia de Covid-19, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Asociación Veterinaria Mundial (WVA) han llamado, conjuntamente, la atención sobre los roles y responsabilidades de la profesión veterinaria en la salud pública. Destacan las actividades veterinarias específicas que son claves para garantizar la seguridad alimentaria, prevención de enfermedades y manejo de emergencias. Como indica el doctor Arenas, «pocas veces se ha contado con la ayuda en la gestión de epidemias del profesional sanitario que más experiencia tiene en el control y erradicación exitosos de enfermedades colectivas: el veterinario. Y donde se ha hecho, los resultados han sido siempre mejores. Como en China y en Alemania, por ejemplo, en esta crisis».

Debe tenerse en cuenta que cuando una enfermedad afecta a un individuo debe ser tratada por un especialista médico, bien sea médico humano o médico veterinario, pero cuando la enfermedad afecta al conjunto de una población debe ser abordada desde una perspectiva epidemiológica. Gracias a la acción del veterinario, se han logrado erradicar varias enfermedades, muchas de ellas de elevada transmisibilidad y muy graves, e incluso algunas zoonósicas. Asimismo, el doctor Arenas destaca que en el caso de la actual epidemia, para la que no disponemos de tratamientos ni vacunas eficaces, como ocurre con la peste porcina africana, la detección precoz y la aplicación de planes de contingencia adecuados son las mejores herramientas para su control.

En sanidad animal, para detectar precozmente cualquier problema sanitario se dispone de diferentes programas de vigilancia epidemiológica. Todos los planes de contingencia de enfermedades detallan unas directrices comunes que promueven pormenorizar las estrategias sanitarias y las actividades generales que deben realizar los servicios veterinarios, tanto oficiales como privados, involucrados en la emergencia sanitaria ante la presentación de una enfermedad infecciosa. Pero, en veterinaria, los planes de contingencia no sólo contemplan las medidas técnicas necesarias para el control del brote, sino también las medidas económicas para los sectores afectados. Los veterinarios tenemos muy imbuido en nuestros genes el establecimiento de medidas de bioseguridad de las poblaciones que gestionamos.

Otros aspectos que son de interés en la contingencia de enfermedades son las cuarentenas y la compartimentalización (que hubiera supuesto un importante alivio económico para zonas con escasa o nula incidencia). El veterinario es un profesional que tiene la visión de enfrentarse a las enfermedades desde el punto de vista del colectivo, mucho más que los médicos, más acostumbrados por lo general al tratamiento del individuo. Ignorar y renunciar al aporte que nuestra profesión puede hacer a la crisis hace que en la gestión de la misma se pueda estar cometiendo un grave error. Otros países, como Alemania, China o Islas Feroe han contado con la contribución de veterinarios y los resultados están siendo claramente más favorables con respecto a España.

Sin duda, el profesional veterinario es el que tiene una mayor experiencia en el control y erradicación de enfermedades que afectan al conjunto de la población. A lo largo de su historia, la veterinaria ha tenido que enfrentarse a muchas enfermedades de gran importancia sanitaria y con un enorme calado económico, creando la policía sanitaria internacional. Todos tenemos en la mente la crisis de las vacas locas, el ébola, la gripe aviar y otras enfermedades clásicas donde el papel del veterinario es crucial como la brucelosis, tuberculosis, salmonelosis, listeriosis, rabia, triquinosis, toxoplasmosis y un largo etc.

Finalizamos este breve reflexión con las palabras que el ministro francés de Agricultura y Alimentación, Didier Guillaume, envió el pasado 9 de abril a todos los veterinarios del país vecino y especialmente a los veterinarios clínicos, en forma de carta: «La propagación mundial de la Covid-19 nos coloca en una situación inédita. Un doble desafío, sanitario y económico. Francia tiene los activos necesarios para superar este desafío: dispone de infraestructuras de calidad y puede contar con sus fuerzas, públicas y privadas, de las que ustedes, los veterinarios, forman parte. Su profesión de veterinario les coloca en el corazón de los principales problemas, tan estratégicos como la preservación de la salud pública y animal, la garantía del bienestar animal y la garantía de una dieta saludable y de calidad. Les agradezco, en vista de los desafíos de su profesión, la plena movilización. Porque perseguir el doble desafío, salud y económico, es posible, y sé que puedo contar con su experiencia y competencias para actuar con plena responsabilidad, con racionalidad y pragmatismo. También sé que muchos de ustedes se han movilizado para ayudar al sector médico, con plena solidaridad, ya sea mediante el suministro de equipos o consumibles, o la movilización de cerca de 5.000 veterinarios, listos para unirse a la reserva nacional de salud. Me he comunicado con sus representantes y hemos hablado del concepto ‘Una salud’, que toma todo el sentido durante este período. El Gobierno ha ido identificando lo que el sector veterinario podía aportar al mundo médico, ya sean medicamentos veterinarios o habilidades analíticas en laboratorios. Las conversaciones mantenidas van encaminadas a poder movilizar a las empresas veterinarias en la producción de kits de diagnóstico para la medicina humana. Ustedes son transmisores de importantes informaciones a su público, ya que varias personas se preguntan sobre los posibles riesgos relacionados con los animales de compañía. Realmente, un discurso objetivo y científico es esencial. Ustedes contribuyen plenamente al esfuerzo de la comunidad nacional, y por ello y a cambio el Estado está con ustedes en este período tan difícil. Es por ello por lo que quería dirigirme a ustedes con un mensaje de apoyo y profundo reconocimiento en nombre del Gobierno y de Francia. Señoras y señores, reciban todo mi apoyo y mis más sinceros agradecimientos».

Resuenen estas palabras en el mundo veterinario y sirvan de reconocimiento y nuevo impulso para seguir dedicando todos los esfuerzos en pro de una sola salud, aplicando los conocimientos en previsión, investigación y servicio a la sociedad que caracterizan a nuestra profesión sanitaria. Reclamamos a nuestras autoridades que cuenten con la colaboración veterinaria en los comités científicos, que sin duda permitiría aportar los reconocidos conocimientos en prevención y salud pública de nuestros expertos.