El historiador mexicano Enrique Sada, colaborador habitual de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda diversos temas de la actualidad de México y cita su relación con la historia reciente del país, desconocida para muchos mexicanos e incluso para los propios gobernantes en los artículos «Un tren de montaje al pasado», «Tlaxcaltecas en la conquista del Perú» y «Haciendo polvo con la Constitución«, publicados en el portal El Siglo de Torreón entre estos meses de enero y febrero.
En «Un tren de montaje al pasado» denuncia cómo el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha pretendido hacer pasar cono novedosos unos proyectos ferroviarios que cuentan con una larga, y relativamente exitosa, historia. «En el año de 1898 la Secretaría de Comunicaciones publicaba las bases del traspaso del Ferrocarril Nacional de Tehuantepec para la construcción y conservación de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos así como para el mejoramiento de las instalaciones de estos en busca del mejor medio comercial de transporte interoceánico que, conectando el Golfo de México con el Océano Pacífico, rivalizara con el recién inaugurado Canal de Panamá en aquel entonces. A manera de broma es justo esto lo que el presidente ha pretendido vender a los medios -ignorantes en su mayoría-como si se tratara de algo nuevo, único y revolucionario; con maquinarias de diésel del siglo pasado, seguido por los viejos vagones habituales que realizan este mismo recorrido comercial que se hace ininterrumpidamente desde hace más de 116 años», explica.
Por su parte, en «Tlaxcaltecas en la conquista del Perú», el historiador aborda el reduccionismo de la historiografía oficial mexicana para referirse a las alianzas entre los conquistadores españoles y los pueblos nativos mesoamericanos. «Desde la historiografía oficial, desde su óptica miope y centralista, mucho se ha focalizado sobre la gran participación de la etnia tlaxcalteca como nación conquistadora en el centro de México y, hasta cierto punto, en lo que respecta al norte del país y el sur de Estados Unidos de América. Es un lugar común, y tema bastante abordado tanto por los historiadores académicos como por los típicos mercenarios al servicio del sistema político mexicano, encasquillándose estos últimos sobre todo en lo que respecta a la caída de Tenochtitlán. Quienes han pretendido imponer una visión única desde la retórica oropelesca de la ‘historia de bronce’ ignoran por lo general que la contribución tlaxcalteca no solo se limitó a nuestro país y al del vecino del norte, puesto que también se expandió más allá de las fronteras de lo que ahora conocemos como Mesoamérica. Fue gracias a esto que las autoridades virreinales, en la capital de este nuevo reino, acudieron a sus servicios como colonizadores y combatientes», refiere el experto.
Por último, en «Haciendo polvo con la Constitución», Sada aborda las reformas de la Constitución mexicana que ha impulsado Andrés Manuel López Obrador, en paralelo a las leyes salidas de su Gobierno declaradas por la justicia inconstitucionales. «En la conmemoración de la promulgación de la Constitución queretana de 1917 que es la vigente en el país, llamó la atención la ausencia del presidente ante los demás poderes de la Unión. Para justificar este acto de teatralidad preparada, la sobrina de López Obrador como empleada y secretaria de Gobernación se vio obligada a secundar esta ocurrencia diciendo que el titular del Ejecutivo se preparaba para emitir una serie de propuestas de reformas a título personal, lo cual hizo de manera pomposa en el anexo a Palacio Nacional donde se encuentra el antiguo recinto parlamentario», dice el historiador en su artículo.