José Ramón Calvo, asesor estratégico del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina del País Vasco y académico de número y presidente del Instituto de Cooperación Internacional de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), presenta la sorprendente iniciativa que impulsan dos centenares de médicos y estudiantes de medicina españoles y portugueses, que el pasado 12 de mayo celebraron un concierto en el Auditorio Nacional de Música de Madrid con una orquesta y coro formado por ellos mismos con el objetivo de recaudar fondos para la Fundación CRIS, cuyo objetivo es fomentar y financiar proyectos de investigación para el tratamiento de diversas formas de cáncer. El concierto incluyó el «Réquiem» de Gabriel Fauré, los «Cuadros de una exposición» de Modest Músorgski y Maurice Ravel, y el «Intermezzo de Goyescas» de Enrique Granados.
Calvo explica que estos profesionales de la salud con vocación musical se han constituido una organización no lucrativa cuya finalidad es hacer música de manera absolutamente profesional, en la que asumen los costes de producción, alquilando los instrumentos que no pueden ser transportados o cedidos, pagándose sus viajes para conciertos y ensayos, buscando amigos en cuyas casas poder alojarse en sus giras y el dinero que recaudan con las entradas, baratas para poder llegar al máximo número de personas y transmitir el mensaje solidario a través de su música, lo entregan a organizaciones científicas que luchan por erradicar enfermedades.
«Esa expresión genuina de solidaridad con los que más la necesitan y que es organizado de manera altruista y comprometida por quienes podrían dedicarse a otros menesteres menos demandantes o legítimamente lucrativos podría ingenuamente suponerse que contaría con la ayuda y apoyo entusiasta de autoridades y de empresas. Pues no. Lamentablemente la cultura, hecha con amor, con enorme esfuerzo y sacrificio personal por parte de estos profesionales sanitarios que suman a esa condición la de excelentes músicos, no ha contado con ningún apoyo de las administraciones que se supone deberían estar y tampoco de las empresas en cuyas puertas han tocado, permítaseme la ironía», reflexiona el académico.
Calvo insta a los lectores, y por ende a toda la comunidad académica, a acudir a las citas de esta orquesta y coro tan especiales. «También en que se ablande el duro corazón burocrático de aquellos que administran fondos públicos y de aquellas empresas que buscaron excusas de todo tipo para evitar colaborar con la mínima financiación necesaria para desarrollar este evento cultural y que, en el futuro, faciliten con su participación iniciativas tan estimulantes como esta que hacen que uno siga creyendo en la bondad y en el altruismo como motores amables de un mundo tan a menudo deshumanizado y sometido a tensiones irresponsables», concluye.