«Ya en la época del Virreino, en México se recurría al tradicional precepto de ‘obedézcase pero no se aplique’ cuando los ayuntamientos y las audiencias estimaban que una ley era inadecuada o injusta»
El historiador mexicano Enrique Sada argumenta cómo el modelo de gobernanza autónoma o federal que ha tenido México desde la llegada de los españoles está detrás no sólo de su independencia sino de su viabilidad económica como sujeto político. Así lo defiende en el trabajo «De la Gobernanza y su ausencia: Gestión pública y Alta dirección en la forja del Estado mexicano (1821-1840)», que publica el número 15 de Tribuna Plural, la revista científica de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED). Un estudio que complementa al ya publicado «Antes de México: Auge y caída de la Administración Pública en la Nueva España» para dar continuidad al monográfico que dedicó al Congreso Internacional de Investigación, Innovación y Desarrollo Regional que la Real Academia celebró en México junto a la Comunidad de Instituciones de Educación Superior de La Laguna (Cieslag), la Universidad Autónoma de Coahuila y la Universidad La Salle Laguna.
«La legislación llegaba de manos del Soberano a través del Consejo de Indias, pero los ayuntamientos libres detentaban a su vez de suficiente autonomía para ejecutarla conforme a sus propias circunstancias, como era el caso en que se recurría al tradicional precepto o prerrogativa de ‘obedézcase pero no se aplique’ cuando los ayuntamientos y las audiencias estimaban que una ley era inadecuada o injusta. Y esta misma inercia que se manifiesta a su vez tanto autónoma como federada la encontramos desde el régimen virreinal por igual en México como en la España de aquél entonces, patente en los fueros que existían en los muy distintos reinos que integraban la Monarquía Hispánica», explica Sada en su estudio.
Esta política autónoma ayudó a superar las crisis económicas tanto en los siglos de Virreinato como en los gobiernos imperiales o republicanos. «La economía mexicana se hallaba supeditada al vasallaje tanto como a la falta de autonomía en cuanto al manejo directo de sus propios recursos, incluyendo el fruto producto de la minería, su único y principal sostén ante la imposibilidad de comerciar con otros reinos o virreinatos. Lo peor de todo es que esta misma práctica o inercia, asimilada por usos y costumbres, terminó siendo ejercida también por parte de la gran mayoría de los gobiernos desde la primera mitad del siglo XIX».
Figuras como Lucas Alamán, considerado el padre de la economía mexicana, que estableció los primeros mecanismos recaudatorios, restableció el monopolio del tabaco e industrializó el país y ese modelo federal que se demostró competitivo acabó de dar consistencia al México que conocemos hoy. «Así comenzaron por establecerse los pilares de la reconstrucción económica», concluye Sada.