La empresa familiar goza de buena salud y ante los retos de la recuperación económica es un modelo mercantil tan competitivo como lo ha sido en los años de crisis. Esas fueron las principales conclusiones de los participantes en la sesión académica «Empresa Familiar: más allá de la tercera generación», que la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) organizó el 23 de marzo dentro de su ciclo de «Jornadas sobre la Empresa Familiar» con la colaboración de IESE, Fomento del Trabajo Nacional y el Instituto de la Empresa Familiar.
En la sesión participaron Joan Francesc Corona, director general del Instituto de la Empresa Familiar y académico de número de la RAED; Josep Tàpies, titular de la cátedra de Empresa Familiar de IESE, y José Manuel Calavia, catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Barcelona y académico de número electo de la RAED. Moderó la sesión Joaquín Tornos, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Barcelona y presidente de la Comisión Jurídica de Fomento.
Calavia hizo incapié en la necesidad de diferenciar el gobierno de la empresa y la administración o gobierno de las actividades o gestión empresarial. «Muchas veces una y otra se confunden y eso crea riesgos en este modelo, y en actuar de la forma adecuada está la clave del éxito y la continuidad de la empresa», consideró.
Para Corona, «en el nuevo contexto de crecimiento económico la empresa familiar va a jugar un papel todavía más destacado de lo que ha sido tradicional en ella. Fundamentalmente porque sus características se adaptan muy bien a las especificidades de lo que van a ser los mercados en un futuro: enormemente competitivos y orientados a tener sostenibilidad a largo plazo. La empresa familiar, precisamente por su idiosincrasia, presenta las características ideales para garantizar que en una economía avanzada estos principios se apliquen al máximo nivel y le permitan ser competitiva».