Xabier Añoveros, académico de número y vicepresidente de la Junta de Gobierno de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), participará como ponente en el IV Acto Internacional-Congreso de Investigaciones Interdisciplinarias que la Real Academia celebrará en diversas ciudades del Mediterráneo entre los próximos 11 y 18 de julio con el trabajo «Los archivos secretos del Vaticano», donde aborda las certezas y las leyendas del que posiblemente sea uno de los archivos más desconocidos y fascinantes del mundo.
Sin menospreciar el gran valor documental del archivo, Añoveros considera que el aura de misterio que lo rodea comienza por una mala traducción del latín, ya que más que «secreto» debería denominarse «privado». Aún así, es uno de los centros de investigación histórica más importantes del mundo. Posee unos 150.000 documentos y más de 650 fondos de archivos distintos en una extensión de hasta 85 kilómetros de estanterías. Todo ello llega a cubrir más de 12 siglos de historia, con varios miles de documentos aún sin clasificar, por lo que se desconoce su contenido y valor para la historia y para la propia Iglesia.
Tras repasar todos los avatares históricos del archivo y atestiguar que no conserva nada de los primeros siglos del Cristianismo, el académico reseña los principales documentos contenidos, empezando por el más antiguo, del siglo VIII, y siguiendo por la continuidad que se observa desde 1198. Entre los documentos auténticos más importantes y conocidos, Añoveros destaca el pergamino del papa Clemente V por el que se disolvió la Orden del Temple (agosto de 1308), los documentos de la división del catolicismo por más de 30 años (1378 y 1417) en tres sedes (Roma, Aviñón y Pisa), la carta del papa Inocencio VII de 1484 en la que ordenó la caza de brujas, la solicitud al papa Sixto V de la nulidad matrimonial de Enrique VIII que dio origen al anglicanismo en 1529, la carta autógrafa de Miguel Ángel al obispo de Cesena (enero 1550), las actas del proceso contra el científico Galileo Galilei (desde 1610-1619), la bula papal de León X con la que excomulgó a Martín Lutero en 1621, los textos prohibidos por el Vaticano incluidos por el famoso «Índice» del siglo XVII, una carta del papa Clemente XIII dirigida al séptimo Dalai Lama solicitando protección para los misioneros franciscanos en el Tíbet (1760), la información sobre la muerte del papa Juan Pablo I por un infarto en septiembre de 1978 y las citas textuales de la entrevista entre el papa Juan Pablo II y Ali Agca, autor de su atentado en mayo de 1981.
Añoveros certifica la dificultad de acceder e investigar en este archivo, en buena parte por el celo que aún guarda la Iglesia. «El Vaticano no se esfuerza en que alguien pueda navegar por su atesorada información y queda claro que aún en el siglo XXI esta institución no es precisamente devota de la apertura del conocimiento de sus contenidos, ese mismo conocimiento que, en gran parte, han mantenido en la sombra durante siglos», concluye.