El historiador mexicano Enrique Sada, colaborador habitual de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda diversos aspectos de la sobre la historia mexicana contemporánea en los artículos «Hallan censo antiguo en Viesca datado en 1831″ y «Un gobierno que hace agua de Acapulco a California», publicados en el portal El Siglo de Torreón los pasados 20 y 30 de noviembre, respectivamente, y desentraña los orígenes de los que hoy en día es un estandarte de la cultura anglosajona en el artículo «Día de Acción de Gracias: una fiesta de origen hispánico», publicado por su parte en el portal Mango Verde el 28 de ese mismo mes.
En «Hallan censo antiguo en Viesca datado en 1831″, el experto analiza el hallazgo del censo más antiguo que se ha encontrado hasta ahora sobre el poblado de Viesca, fundamental para comprender la evolución demográfica de La Laguna, una peculiar área metropolitana formada por tres municipios del estado de Coahuila y dos del de Durango. «Este se encontraba en un estado deplorable, se encontraba con muchos documentos y libros sacramentales perdidos, los cuales también ya registramos. Pero entre el abandono, descubrimos que había un faltante considerable de archivos de gobierno. Es un documento rarísimo: nos muestra un censo en 20 fojas en papel pergamino, hecho por el cura párroco de la época, Juan Manuel de Gardea, donde registra prácticamente qué familias y qué personas habitaban en la villa de Viesca y en su rango», explica Sada.
Por su parte, en «Un gobierno que hace agua de Acapulco a California», el historiador recuerda que este mes de diciembre se cumplen 476 años de la muerte de Hernán Cortés, un personaje histórico que el revisionismo del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador pretende dejar en el olvido. «Nacido en Medellín, España, Hernán Cortés de Monroy y Pizarro hizo una vida tan romántica como azarosa; misma que le llevaría desde estudiar Derecho en la Universidad de Salamanca hasta convertirse en capitán general, conquistador de Tenochtitlan y primer marqués del Valle de Oaxaca, consagrándose como un hombre a la altura de Alejandro Magno y Julio César, además de alcalde del primer cabildo libre de México e instaurador de las primeras leyes de protección a los indígenas en Tierra Firme, antes que estas fueran sancionadas por Carlos V para la América Continental», señala Sada.
Finalmente, en «Día de Acción de Gracias: una fiesta de origen hispánico», el estudioso recuerda cómo en la segunda mitad del siglo XIX, el presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln decretó de manera oficial lo que se conoce Día de Acción de Gracias, para celebrarse de manera nacional a partir del último jueves del mes de noviembre, en un intento por unificar a un país que se había dividido en dos, un festejo que se remontaría al año de 1621, cuando los primeros colonos que llegaron Massachusetts en el barco «Mayflower» invitaron los nativos de la tribu Wapanoag a una gran cena en agradecimiento por la ayuda que éstos les ofrecieron.
Sin embargo, Sada sitúa la tradición en la expedición del capitán Pedro Menéndez de Avilés, que llegó a las costas de la Florida en el año de 1565 para encontrarse con la tribu Timucua y celebrar la primera misa en lo que hoy sería el territorio de San Agustín, junto con una cena de agradecimiento a la que seguirían una serie de eventos oficiales entre nativos y europeos, como la creación de un hospital, escuelas, templos y planos urbanísticos que culminaría en la fundación de una primera villa tras frenar los intentos de avance por parte de los franceses en este nuevo territorio, y en la que existió una buena convivencia.
«Es muy dudoso que los sajones protestantes compartieran el pan y la sal con aquellos a quienes consideraban inferiores y a quienes les cortarían la cabellera en corto plazo, por lo que esta celebración tardía y con tintes nacionalistas, más pareciera un invento del propio Lincoln y su gabinete con la finalidad doble de evitar en lo posible la separación de Estados Unidos con los Estados Confederados, al igual que para blanquear su historia y tratar de borrar todos los crímenes perpetrados en contra de los nativos americanos hasta ya entrada la década de 1870», concluye el historiador.