Francisco López Muñoz
Profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación y Ciencia y director de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Camilo José Cela. Académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)

Artículo publicado en el portal académico «The Conversation» el 5 de abril de 2021

Dr. Francisco López Muñoz

Dr. Francisco López Muñoz

Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología de la Universidad Camilo José Cela y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre la deriva que ha tomado la política y sobre el papel capital de los políticos para gestionar la actual crisis y la recuperación en el artículo «Narcisismo y política: ¿buena o mala combinación en tiempos de crisis?», publicado en el portal académico «The Consersation» el pasado 5 de abril. El académico firma este artículo junto a Gabriel Rubio Valladolid, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid.

Para ambos autores, más allá de los cuadros patológicos vinculados con el narcisismo, los principales rasgos de la personalidad narcisista se resumen en dos comportamientos tipo al que responden numerosos personajes públicos, entre ellos muchos políticos. «Las personas con rasgos pronunciados de narcisismo tienen una especial habilidad para detectar en qué situaciones pueden o no darse autobombo. En el primer caso, la persona se lanza, de manera inmisericorde, a la autopromoción, a exhibir sus logros, a intentar seducir al auditorio. En el caso de que el ambiente no sea el más favorable para hablar de sus múltiples éxitos, puede que intente ridiculizar o ningunear a alguno de los que estén siendo el centro de la reunión», explican.

Sobre los representantes públicos en particular, López Muñoz y Rubio Valladolid reseñan los estudios liderados por el reconocido psiquiatra y divulgador estadounidense Ashley L. Watts sobre la política de su país para concluir que tras un detallado seguimiento, en la historia presidencial norteamericana se observaba un incremento del grado de narcisismo y que sus líderes tenían rasgos de narcisismo más elevados que la media norteamericana. «La parte positiva del estudio era que los presidentes más narcisos se mostraron más activos a la hora de poner en marcha sus agendas políticas o de afrontar las crisis, así como por su capacidad de persuasión. Mientras que la negativa se evidenciaba por el elevado número de impugnaciones que recibieron en el Congreso y por los comportamientos poco éticos», explican.

Éste y otros estudios determinan que el exceso de confianza de estos perfiles a la hora de tomar decisiones, su capacidad para el engaño y sus dificultades para aprender de sus errores los hacen especialmente peligroso en tiempos como el actual. «Todos ellos anteponen sus deseos a las necesidades de las organizaciones que dirigen y la ausencia de ética en la actividad política se convierte en norma. En situaciones sociales complejas, como las de las crisis económicas, la gente tiende a interpretar las señales que reflejan autoconfianza en sí mismo como indicios de capacidad. La seguridad que trasmiten los vendedores de humo puede convencer a muchas personas de que él o ella son los que mejor pueden liderar un país en crisis», señalan los expertos.

«Podría decirse que las crisis económicas son el terreno abonado para la tormenta perfecta: una sociedad necesitada de líderes que sean capaces de pilotar la recuperación y unos líderes capaces de prometer lo que el público está deseando escuchar, pero que, una vez hayan conseguido el poder, se ocuparán de aquello que únicamente a ellos o a ellas les satisface: alimentar su vanidad», concluyen.

 

Leer el artículo