Miquel Ventura, director de proyectos de la Fundación Pro Real Academia Europea de Doctores e impulsor del proyecto de observación y protección de la biodiversidad marina Silmar, presenta a la comunidad académica el artículo «La Unión Europea apuesta por la biodiversidad», que complementa sus recientes reflexiones sobre el papel que tienen la Fundación y la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) en este obligado cambio de era en el que la humanidad se juega buena parte de su futuro.
La Unión Europea apuesta por la biodiversidad
La estrategia sobre biodiversidad que la Unión Europea impulsa para el año 2030 es un plan global ambicioso y a largo plazo para proteger la naturaleza y revertir la degradación de los ecosistemas. La estrategia tiene como objetivo situar la biodiversidad de Europa en la senda de la recuperación de aquí a 2030 y, en este contexto, una parte central del Pacto Verde Europeo también apoyará una recuperación verde en la nueva normalidad e integrando los efectos de la pandemia de Covid-19. El objetivo de esta estrategia es poner a la biodiversidad de Europa en el camino hacia la recuperación para 2030 en beneficio del bien común, del clima y del planeta. La estrategia también tiene el objetivo de desarrollar resiliencia en la sociedad frente a amenazas futuras como el calentamiento global, las crisis económicas, las enfermedades, la inseguridad alimentaria y la degradación de los ecosistemas.
La estrategia también integra compromisos a medio plazo como la ampliación de una red más amplia de zonas protegidas en la UE a nivel continental y marino y, en esta línea, también se incrementarán las zonas Red Natura 2000 actuales, con una protección estricta para las zonas de alto valor climático y de biodiversidad. La estrategia de la UE prevé a través de acciones concretas, restaurar los ecosistemas degradados de aquí al 2030 y gestionarlos de forma sostenible, abordando las principales causas de la pérdida de biodiversidad. En este sentido de compromiso la UE está dispuesta a dar ejemplo para hacer frente a la crisis mundial de biodiversidad promoviendo el cumplimiento del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Para que esta estrategia tenga éxito es imprescindible desbloquear fondos económicos para invertir en el desarrollo de acciones efectivas y perdurables de conservación de la biodiversidad, así como de la puesta en marcha de un nuevo marco de gobernanza mejorado para garantizar una buena implementación de la estrategia. También es necesario realizar un seguimiento de los progresos y en la mejora del conocimiento, así como de la financiación y las inversiones y de proteger a la naturaleza de la toma decisiones públicas y empresariales.
Información dispersa y bajo nivel de cumplimiento de legislación
Aunque se dispone de conocimientos generales sobre el estado de las costas y mares que bañan los países europeos, esta información es heterogénea, incompleta y no está actualizada. Esta falta de información, sobre todo en el Mediterráneo, dificulta enormemente establecer prioridades para desarrollar las estrategias de conservación de la biodiversidad de una forma efectiva y perdurable. Una realidad que de forma reiterada se ha expresado durante los últimos 15 años en los informes y publicaciones de la propia Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA), de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y del Plan de Acción Mediterráneo (UNEP).
Aunque que la UE dispone de una amplia legislación para la protección del mar y de las costas de Europa como es la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina 2008/56/CE, la Política Pesquera Común (PPC), la Directiva Hábitats 92/43/CEE y otra legislación vinculante que además impulsan el estudio del medio marino litoral y de la recopilación de datos, estudios de referencia demuestran que su nivel de cumplimiento es muy bajo. En el caso del Mediterráneo, debido a que es un espacio marítimo común con un conglomerado de países con culturas y gobiernos muy distintos el nivel de cumplimiento de las alianzas para proteger la biodiversidad, es aún más bajo («Prospección y balance del nivel de cumplimiento de los convenios internacionales para la conservación del entorno natural del Mediterráneo», Ventura, M., Fundación Abertis, 2018).
Esta realidad de falta de información y de incumplimiento de las normativas nos plantea una gran dificultad para tener una imagen real y completa del estado de los mares de Europa, de su calidad ecológica, de su estado de conservación y del valor de los servicios ecosistémicos que genera. Si bien es cierto que algunas acciones a nivel regional están dando buenos resultados como el proyecto Ospar y Helcom, no es la norma habitual en el Mediterráneo donde las políticas sectoriales y las competencias entre las administraciones están poco definidas al igual que los sistemas para obtener recursos destinados a la conservación.
Finalmente, el programa Imap (Integrated Monitoring and Assessment Programme) de monitoreo y evaluación en el marco del Convenio de Barcelona se centra en el estudio de indicadores comunes que deben mostrar el estado ambiental de las zonas marinas, las presiones antropogénicas y sus impactos y, entre otros, los progresos que son necesarios para alcanzar los objetivos de conservación. En general este es un programa complejo y difícil de implementar de una forma eficaz, con calidad y a una escala que englobe el entorno común del Mediterráneo.
La Directiva Marco del Agua en Europa (DMA 2000/60/CEE) en su momento constituyó un buen instrumento para la gestión de las masas de agua marinas del sistema costero y por, primera vez, se consiguió dar un mismo tratamiento que a las aguas continentales donde se prioriza asegurar la calidad del ecosistema, alejándose del mero concepto de aprovechamiento del agua como recurso por sí mismo. Pero, aunque la directiva lleva ya 21 años de recorrido, y hay un antes y un después en el avance y coordinación entre países para el estudio y mejorar la calidad de las masas de agua costeras, según los últimos informes de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, 2017-2020) se observa un nivel de cumplimiento heterogéneo y desigual entre los países europeos, además de una transmisión y gestión de los datos limitada que dificulta tener información de calidad y robusta para establecer las acciones necesarias de conservación perdurable de los ecosistemas litorales y de su biodiversidad.
En resumen, después de las últimas evaluaciones realizadas en el marco de la UE para determinar el nivel, calidad y extensión de los conocimientos científicos sobre el estado real de los ecosistemas costeros y de los mares de la UE y del Mediterráneo aún existen las siguientes amenazas:
- Grandes desviaciones en la disponibilidad de información, los parámetros utilizados y las escalas en las que se aplicaron.
- Limitada capacidad de comparar los datos y la información notificados por cada estado miembro.
- Se ha detectado que hay una gran cantidad de datos esenciales para un buen diagnóstico que son aún desconocidos o no están disponibles.
Analizando toda la información derivada de las acciones de conservación de la biodiversidad de la UE y de sus estados, de las iniciativas y proyectos que se han desarrollado o se están implementando actualmente hemos de ser capaces ser más efectivos y conseguir mejores resultados a través de una cooperación real e invirtiendo los recursos necesarios tanto a nivel económico como de personal especializado e infraestructuras.
Siendo honestos y fruto de la dilatada experiencia de nuestro equipo de trabajo en temas de conservación de la biodiversidad, para que todo esto tenga sentido y funcione hay que poder implementarlo a una escala local para después intentar extrapolar esa información a una escala superior a nivel regional.
Si bien es cierto que los fondos europeos son importantes para alcanzar hitos de la estrategia sobre la conservación de la biodiversidad, serán del todo insuficientes a medio y largo plazo y es por ello es imperativo buscar soluciones innovadoras para progresar de forma segura y perdurable. Azul.In es el acrónimo del proyecto que lleva por título «Valorización económica del capital marino litoral y modelos de inversión en conservación local integrando la tecnología Blockchain», que nuestra organización ha presentado recientemente a una nueva convocatoria de la Fundación Biodiversidad para acceder a fondos Next Generation. El proyecto se basa en que, gracias al acceso al conocimiento, la evolución del concepto del capital natural, de la economía ecológica y la irrupción de las nuevas tecnologías digitales permiten innovar y crear instrumentos útiles para mejorar la conservación de la biodiversidad. En este contexto, la Fundación RAED ha constituido un equipo de multidisciplinar de técnicos y académicos de prestigio para impulsar este proyecto con el objetivo de crear una herramienta eficaz que ponga en valor el capital natural marino litoral a escala local desde una perspectiva económica. El objetivo es contabilizar este capital natural como un activo económico de valor esencial para su uso sostenible y la generación de riqueza. El proyecto también propone crear un método innovador y replicable para obtener los recursos económicos necesarios para invertir de forma selectiva en la recuperación y conservación del capital natural marino (ecosistemas y biodiversidad) integrando el concepto NFT (Non-Fungible Token) en el marco de la tecnología Blockchain.
En unos tres meses sabremos si la propuesta ha tenido éxito y ha conseguido ser aprobada, lo que nos datará de recursos para implementar el proyecto a escala local en tres zonas piloto de la costa española. ¡Seguimos adelante!