Teresa Freixes
Catedrática Jean Monnet ad personam, presidenta de Citizens Pro Europe y académica de número y vicepresidenta de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Artículo publicado en el diario «La Razón» el 7 de diciembre de 2021
Teresa Freixes, catedrática Jean Monnet ad personam, presidenta de Citizens Pro Europe y académica de número y vicepresidenta de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre el desprestigio que está sufriendo la transición política española por los continuos ataques que recibe desde los estamentos políticos en el artículo «Constitución y ciudadanía», publicado el pasado 7 de diciembre en el diario «La Razón» con motivo del aniversario de la Constitución Española. Para Freixes, el único problema que tiene la Carta Magna es su aplicación, no una reforma cada vez más pregonada.
«En España no hubo nada de Piazzale Loreto, ni condenas a militares golpistas, ni claveles en los fusiles, como había podido suceder en Italia venciendo al fascismo, o en el derrocamiento de los coroneles en Grecia o en la derrota del salazarismo en Portugal. En la política de reconciliación nacional, proclamada por el Partido Comunista de España en su Declaración de Junio de 1956, este declaró solemnemente estar dispuesto a contribuir sin reservas a la reconciliación nacional de los españoles, a terminar con la división abierta por la guerra civil y mantenida por el general Francisco Franco. Esa política convergió con los acuerdos derivados del Contubernio de Múnich, en 1962, protagonizado, entre otros, por liberales, democristianos y socialistas», señaló la académica.
Para Freixes, el franquismo murió con Franco y los Pactos de la Moncloa. La ley para la Reforma Política y las elecciones del 15 de junio de 1977 responden al sentir mayoritario de una ciudadanía que respaldó el proceso en un contexto difícil para dar carpetazo definitivo al régimen. Asimismo, se felicita por una Constitución que reconoce y garantiza las libertades de las que disfrutan todos los españoles, reconociendo sus derechos individuales y la plurinacionalidad del Estado.
«La Constitución de 1978, con el elenco de derechos que reconoce y garantiza, con el despliegue que ha originado mediante los estatutos de autonomía y con el entronque que ha permitido con las organizaciones europeas, ha venido conformando una ciudadanía portadora de un sistema multinivel de derechos que nos identifica como miembros de una de las zonas del mundo a la que muchas personas de otros lugares quisieran pertenecer. Muchos pierden la vida intentando llegar. Los valores de Estado de derecho, democracia, solidaridad, igualdad, libertad y respeto a los derechos humanos, incluidos los de las personas pertenecientes a minorías, constituyen el frontispicio de un sistema jurídico-político único», concluye.