José María Baldasano
Catedrático emérito de Ingeniería Ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña, consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Artículo publicado en la edición española del portal académico The Conversation el 28 de diciembre de 2020 y en la edición española del diario digital «Huffington Post» el 31 de diciembre de 2020
José María Baldasano, catedrático de Ingeniería Ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), publicó en la edición española del portal académico The Conversation y en la edición española el diario digital «Huffington Post» entre los pasados 28 y 31 de diciembre el artículo «¿Seremos capaces de limitar el calentamiento global a 1,5ºC?», donde se cuestiona si la humanidad, pese a sus buenas declaraciones de intenciones y diversos acuerdos y protocolos internacionales será capaz de combatir con eficacia y, sobre todo, a tiempo, el cambio climático, después de que el negacionismo se haya visto relegado día a día por la evidencia.
«Siempre ha habido cambios climáticos, pero las observaciones e investigaciones científicas permiten concluir que el actual cambio climático está provocado por la especie humana y, en sólo 300 años, fuera de toda escala climática conocida. Ya no hay discusión científica al respecto, aunque sí social y política. La causa es la aceleración de la actividad humana: el crecimiento de población y el desarrollo económico desde la máquina de vapor en 1750, pero especialmente el crecimiento exponencial desde la segunda mitad del siglo XX. Este nos ha llevado a desajustar el ciclo del carbono por el uso desaforado de los combustibles fósiles a causa del modelo energético que adoptamos», inicia el académico su reflexión.
Esta realidad, que ha llevado a los expertos a aceptar que la acción del hombre ha conseguido incluso cambiar la era geológica de la Tierra para evolucionar desde el Holoceno al actual Antropoceno, tiene sus principales indicadores en los niveles de las moléculas de CO2, CH4 y N2O que se encuentran actualmente en la atmósfera y que duplican o incluso van más allá de los niveles estimados en la época preindustrial. Todo ello tiene una incidencia directa sobre la variación térmica de los océanos y sobre el clima, lo que comporta en áreas como la mediterránea el aumento de las temperaturas, aumento de las sequías, aumento de las olas de calor, aumento y mayor frecuencia de incendios, mayor número y magnitud de las marejadas, subida progresiva del nivel del mar, menores precipitaciones, mayor estrés hídrico y menos nieve en las montañas, y a su vez una menor disponibilidad de agua en verano, entre otros efectos adversos para sus ecosistemas y la vida humana.
Sobre los acuerdos internacionales para combatir esta situación, Baldasano se muestra escéptico. «Los informes de la ONU indican serias dudas sobre el objetivo de 1,5°C. Señalan que la diferencia entre la reducción de emisiones necesaria y las promesas de reducción es alarmantemente elevada. Si dicha diferencia se mantiene para el año 2030 es extremadamente improbable que se pueda alcanzar el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de 2°C de incremento. Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deberían bajar un 7,6% cada año entre 2020 y 2030 para que la humanidad estuviera en camino de contener el aumento de temperaturas en 1,5°C, objetivo del Acuerdo de París. Si lo que se persigue es un objetivo menos ambicioso de 2°C, el descenso debería ser del 2,7% anual. El peor escenario climático nos llevaría a casi 5°C a finales de siglo XXI», advierte.